LO QUE QUIERES SABER DE LA RADIO

Aquí encontrarás información acerca de la radio, incluido sus inicios, el desarrollo y actualidad. Aquí encontrarás "Good Radio"

La radio es aquella que nos permite imaginar aquello que no vemos, crear lo mundos de fantasías que solo nosotros entenderíamos, así que lo invito para que no solo la disfrutemos sino que la analicemos juntos en este blog, creciendo en comunicación e historia, nutriéndonos de esto, Buena Radio "Good Radio"

martes, 4 de noviembre de 2014

ALFONSO GUMUCIO DRAGON



Nació en 1950, es escritor, cineasta, fotógrafo y ejerce como especialista en comunicación para el desarrollo.Primero los estudios y luego el trabajo lo llevaron a viajar por Europa, América, Asia, Africa y Oceanía durante los últimos 25 años.
Ha vivido en España, Francia, Nicaragua, México, Burkina Faso, Nigeria, Haití y Guatemala. Ha dirigido más de diez películas documentales y publicado 16 libros de ensayos, cuento y poesía. Su testimonio La máscara del gorila obtuvo en 1982 el Premio Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes en México. Es autor de la primera Historia del Cine en Bolivia (1983) y de un estudio biográfico: Luis Espinal y el Cine (1986). Varias de sus obras han sido publicadas en francés y en inglés: Bolivie (1981), Les Cinemas d’Amérique Latine (1981) y Popular theatre(1995). Sus cuatro libros de poesía son: Antología del asco (1979), Razones técnicas (1980),Sobras completas (1984) y Sentímetros (1990).

Él, es uno de los ponentes  que nos acompañarán en la semana de la comunicación que se realizará en la Universidad de Pamplona.

lunes, 3 de noviembre de 2014

RADIOTEATRO

El radioteatro (a veces también referido como radio comedia o comedia radiofónica o teatro radiofónico) es un audiodrama que se transmite en la radio. Al carecer de componentes visuales, los radioteatros dependen del diálogo, la música y los efectos de sonido para ayudar al oyente a imaginar la historia.
Gracias a la radionovela tuvo un gran desarrollo entre 1920 y 1940 convirtiéndose en una forma de entretenimiento popular a nivel mundial. Con la llegada de la televisión, a mediados del siglo XX decayó progresivamente hasta ocupar una pequeña parcela en la programación de espacios de entretenimiento. Actualmente, la mayoría de los radioteatros producidos son religiosos.
Acá una pequeña demostración del radioteatro en Colombia, un homenaje a los actores radiales.



FUENTE: http://es.wikipedia.org/wiki/Radioteatro

INNOVACIÓN EN LA ACTUAL ERA DE LA RADIO

Radio 3, la emisora que se ve

Aunque no sea una emisora colombiana, vale pena leerlo e implementar este tipo de radio en Colombia .
"Tenemos radiovidentes", anuncia Ángel Carmona, a los micrófonos junto a Virginia Díaz. Radio 3 no ha presentado este miércoles un programa, sino un estudio de emisión que deja a la vista de la audiencia todo cuando ocurre en la cadena pública, que desde esta semana mostrará la totalidad de sus contenidos en streaming.
La obra del artista urbano SUSO33 envuelve este estreno. Una de sus instalaciones abre una ventana pictórica en este inédito plató, con el número 201 y localizado en la Casa de la radio de Prado del Rey (Madrid).
"En esa idea de que Radio 3 es única en el dial, la única dedicada por completo a la cultura y a la música de calidad, queríamos un entorno de trabajo diferente, estimulante desde el punto de vista estético y contamos con un artista de un perfil tan elevado como SUSO33, cuya obra está en los grandes museos de todo el mundo", explica a EL MUNDO Tomás Fernando Flores, director de Radio 3.
"Me siento parte de la cultura hip-hop, pero me gusta mucho la música clásica. No le puedes poner límites a la música, ni al arte", cree SUSO33, que ha creado "un horizonte pentagramal, una línea continua que representa 24 horas al día y 365 días al año, una frecuencia sonora que si te fijas es un skyline y si te fijas más se pueden observar unas masas de colores que cambian, porque hay capas transparentes. Las notas están conformadas por presencias humanas a modo de corcheas y semicorcheas". La obra en cuestión se llama Time Line.
Este artista urbano pinta mientras escucha música. Kiko Veneno, guitarra en mano y uno de los invitados a esta inauguración, suelta en directo: "Recomiendo la sinestesia". Los grupos Amaral, Marlango e Izal también han musicado esta apertura de telón. El querido estudio 206 queda atrás para el equipo de la emisora cultural pública.
Radio 3 establece su base en el estudio 201. "Nos permite tener actuaciones en directo", apunta Flores. Es más amplio, pero siempre limitado. "La acústica no me dejaba hacer algo más grande, de madera. Para no interferir en el sonido, he tenido que usar una tela fina con agujeros; no podía utilizar mucha masa de pintura", expone SUSO33. El resultado se puede comprobar en el vídeo, "un poema sinfónico" que introduce música en el proceso de creación de estos seis lienzos decorativos.
Flores asegura ver y oír desde la distancia los cambios en la cúpula de RTVE: "Radio 3 es un oasis, pero no sólo en la corporación pública, sino en todo el negocio de la comunicación. Somos el único medio dedicado únicamente a apoyar y difundir la cultura y la música en todas su amplia variedad".
SUSO33 se siente parte del proyecto, antes al otro lado; ahora también dentro del estudio: "Yo he crecido y me formado con Radio 3, en distintas etapas de la vida. Música rap, experimental, electrónica... Siempre la he visto como la radio alternativa de la radio nacional, la que da cabida a las propuestas no tan establecidas"
FUENTE: 

MARIO KAPLÚN

1400252g.gif


Mario Kaplún nació en Argentina en 1923 y vivió en Buenos Aires hasta 1952 cuando con su mujer, la actriz Ana Hirsz, y su hijo menor deciden establecerse en Uruguay. Desde los 17 años Mario Kaplún empezó a acercarse a la comunicación desde la praxis, más concretamente, haciendo radio-teatro. Su primera experiencia en radio fue a los 17 años, cuando los responsables de Platea Club le permitieron que usara el programa para convocar jóvenes a los foros del Club del Libre Debate que él organizaba en una sala del periódico Crítica. Kaplún trabajó durante un tiempo en un estudio donde se producían radioteatros; esta experiencia le permitió adquirir la práctica y las herramientas para realizar programas radiales: debía escribir dos guiones por semana, dirigir actores, coordinar técnicos, ensayar, ambientar y salir al aire.
A los diecinueve años, en el marco de un servicio radial llamado "Escuela del Aire", emitió su primer programa educativo: un ciclo sobre historia de la Argentina en formato de radioteatro, a través de Radio del Estado y Red Splendid. Al llegar a Uruguay, en 1952, junto a su esposa Ana Hirsz buscaron profundizar en el cristianismo. Con este propósito se vincularon al Centro Pedro Fabro de Montevideo, dirigido por el teólogo de la liberación Juan Luis Segundo, lo que resultó determinante en muchas de sus posteriores experiencias de vida, tanto profesional como religiosa. El sentido de búsqueda religiosa los llevó en 1958 a mudarse a Francia, para vivir en la comunidad “El Arca” donde pasaron casi un año, hasta que supieron que esperaban su segundo hijo y decidieron volver.
Desde 1962 Mario Kaplún empezó a producir y conducir programas radiales de debate periodístico que obtuvieron un gran éxito en la audiencia, como Cristianos sin censura que trataba temas cotidianos de los oyentes. A fines de los 60 realizó series de programas radiales con una propuesta educativa para toda América Latina, como El Padre Vicente – Diario de un cura de barrio (1969-1973), Jurado No.13 (1971-1973) y Tierra de Muchos. Los programas fueron emitidos no sólo en América Latina, sino también en Filipinas y Estados Unidos, y fueron traducidos al portugués, al quechua y al aymara. Jurado No.13 obtuvo el mayor éxito y Producciones SERPAL de Munich le propuso a Kaplún viajar por América Latina para documentar las diversas realidades del continente; ese registro sería la materia prima del programa.
Mario Kaplún, junto a su familia, se exilió en Venezuela desde 1978 a 1985. En ese país coordinó el área de Comunicación y Cultura Popular del Centro al Servicio de la Acción Popular (CESAP). Desde allí dictó cursos a grupos de base venezolanos sobre comunicación fotográfica, audiovisual y periodística, y también sobre teatro, aplicando una metodología freireana de formación de comunicadores / educadores populares. Con el apoyo de CIESPAL y Radio Nederland Training Centre, puso en marcha en Venezuela los Cursos-Talleres Latinoamericanos de Comunicación Popular, un proyecto que se sostuvo durante cuatro años y en el cual se formaron más de cien comunicadores/educadores populares de América Latina. A su regreso a Uruguay fue uno de los fundadores de la Escuela de Ciencias de la Comunicación, de la Universidad de la República (hoy Facultad de Comunicación), dedicándose a la investigación, gestión académica y docencia hasta su muerte, en 1998.

Praxis
Mario Kaplún fue un pedagogo que dedicó su vida a la comunicación educativa y a formar a las comunidades en los procesos participativos de producción de comunicación como una forma de acción ciudadana. Entre sus trabajos teóricos se encuentra un análisis comparativo entre los modelos de la educación y los modelos de los medios de comunicación. Los modelos se definen como bancario, conductista (modelos exógenos) y participativo (modelo endógeno) según centren su énfasis en los contenidos, en los efectos o en el proceso, respectivamente. El pilar ideológico fundamental para su práctica fue Paulo Freire, sus ideas sobre la educación liberadora o transformadora fueron la matriz de los programas radiales y televisivos que realizaba Kaplún, así como la base de las prácticas de comunicación popular. El maestro francés de educación popular, Célestin Freinet, constituyó también una fuente de inspiración pedagógica.
Con la producción de El Padre Vicente y Jurado No.13, Kaplún rompe con los esquemas convencionales y aplica el pensamiento educativo de Paulo Freire -la educación liberadora- a los programas de radio. Siguiendo a Paulo Freire, Mario Kaplún introdujo la comunicación dialógica participativa (por ejemplo, en Jurado No.13 el mismo tema se trataba en tres capítulos; se presentaba una cara de la moneda el lunes, otra cara de la moneda el miércoles, y la solución del autor el viernes; y el domingo se podía repasar y escuchar todos los capítulos con la intervención de la gente).
Paralelamente, la preocupación por volver emisores a los receptores de mensajes lo llevó a diseñar y aplicar en el 1977 el método Casete-Foro, un "programa de investigación-acción” cuyo objetivo principal era hacer del proceso comunicacional un diálogo intergrupal -un proceso real de ida y vuelta-, y volver a los receptores más críticos y participativos. El modelo permitía al destinatario no sólo recibir el mensaje sino también responder y dialogar, e implicaba además una dimensión de intercambio intergrupal que favorecía la condición de co-emisores de todos los participantes. La primera experiencia fue realizada con agricultores uruguayos. Estas prácticas con grupos populares permitieron a Kaplún diseñar también el método Lectura Crítica de Medios, que aplicaría formalmente más adelante.
A pedido de UNESCO, Kaplún siguió profundizando en el cruce de la Comunicación y la Educación. En 1990 llevó a cabo un estudio de casos de veinte programas de varios países latinoamericanos, cuyo resultado fue publicado en “A la educación por la comunicación: La práctica de la Comunicación Educativa”. Allí propone pensar la educación desde la óptica de la comunicación, articulando las teorías del aprendizaje a los procesos y modelos comunicacionales. Propone estrategias de uso de los medios masivos en favor de la educación de adultos, y en especial de grupos marginales.
Modelos educativos
Desde el inicio de su carrera Mario Kaplún cuestionó el modelo de comunicación unidireccional preferido por los medios masivos de comunicación y educadores de la época. Su objetivo era potenciar al destinatario/ receptor al punto de transformarlo en un nuevo emisor, en un mismo proceso y desde la propia práctica de comunicación. Las prácticas de Mario Kaplún están vinculadas al trabajo basado en dinámicas de grupo y diálogo, donde los integrantes eran sujetos activos, y no basados en la relación tradicional de un docente que sabe y enseña y un grupo pasivo que aprende.
Mario Kaplún basando su teoría en los principios de Paolo Freire distingue tres modelos educativos básicos vinculados a distintos mecanismos comunicativos y englobados en dos grupos:

MODELOS EXÓGENOS
(Educación = Objeto) • Educación que pone el énfasis en los contenidos
• Educación que pone el énfasis en los efectos

MODELOS ENDÓGENOS
(Educando = Sujeto) • Educación que pone el énfasis en el proceso
Se denomina exógenos a los dos primeros modelos porque ofrecen una visión externa al destinatario, el alumno, al que se ve como objeto mientras que el modelo endógeno tiene su punto de partida en el alumno, al que considera sujeto de la educación.
El primer modelo Mario Kaplún califica como comunicación vertical y unidireccional, autoritaria, paternalista, con énfasis en contenidos o, según Paolo Freire, “bancaria”. Este modelo es propio de la educación tradicional basada en trasmisión de conocimientos sin reflexión por parte del alumno, “de la elite “instruida” a las masas ignorantes” que esquemáticamente se representa según el siguiente gráfico


El segundo modelo que pone el énfasis en los efectos Mario Kaplún caracteriza como manipulador, cuyo fin es persuadir; y no solo de transmitir información sino de convencer, de manejar y de condicionar al alumno para que adopte la nueva conducta propuesta, aún con la buena intención de conseguir una mejora.
Según Mario Kaplún este modelo se encuentra presente en la enseñanza programada y en la educación a distancia, en la que el alumno estudia solo pero no indagando ni pensando por su cuenta, sino condicionado por unos pasos prefijados por los diseñadores del curso materializados en una serie de ayudas más o menos tecnológicas (vídeos, disquetes, CD-ROM,s, etc.) en las que ya está todo prefijado de antemano. Otras aplicaciones características de este modelo son: técnicas difusionistas de modernización agrícola, entrenamiento técnico-profesional o los exámenes escritos de opciones múltiples.
En la vida cotidiana de las personas este modelo está representado en los mecanismos utilizados por los medios de comunicación (televisión, prensa, radio, cine comercial, revistas), técnicas publicitarias (propaganda comercial) y la propaganda política.
El objetivo de este tipo de comunicación es que el educando haga. Este modelo está representado por el siguiente grafico:

A pesar de ser percibido como más equilibrado y participativo e insinuar una cierta bidireccionalidad, este modelo enfoca la persuasión que impera para lograr los efectos deseados, con lo que la retroalimentación (feedback) es solo una comprobación del logro del resultado previsto.
Tercer modelo es un modelo endógeno que Paulo Freire que denomina como “educación liberadora” o “transformadora”. Ya no se trata de una educación para informar (y mucho menos para conformar comportamientos) sino que lo que busca es formar al alumno y transformar su realidad. La educación se ve como un proceso permanente en el que el alumno va descubriendo, elaborando, reinventando y haciendo suyo el conocimiento. Caracterizando este modelo Mario Kaplún parte de una frase del Freire: “La educación es praxis, reflexión y acción del hombre sobre el mundo para transformarlo”. Se trata en este caso de una educación problematizadora, donde lo que importa más que enseñar cosas y trasmitir contenidos, es el que el sujeto aprenda a aprender, razonar pos sí mismo, desarrollar su propia capacidad de deducir, de relacionar, de elaborar síntesis. Este modelo se basa en la participación activa del sujeto en el proceso educativo y forma para la participación en la sociedad, porque, según Mario Kaplún, “Sólo hay un verdadero aprendizaje cuando hay proceso; cuando hay autogestión de los educandos”. El objetivo de este modelo es lograr que el sujeto piense y que esto lo lleve a transformar su realidad.
El esquema representativo podría ser el siguiente:

Ya no hay profesor-emisor y alumno-receptor sino que en el proceso aparece una bidireccionalidad permanente en la que no hay educadores y educandos sino educadores-educandos y educandos-educadores (emisores y receptores simultáneamente, EMIREC-s, según el concepto del teórico canadiense Jean Cloutier ).
No es un modelo individual sino grupal (nadie se educa solo), de experiencia compartida y de interacción con los demás. El eje es el grupo, no el profesor. El profesor está para estimular, para problematizar, para facilitar el proceso de búsqueda, para escuchar y ayudar a que el grupo se exprese, aportándole la información necesaria para que avance en el proceso. Se propicia la solidaridad, la cooperación, la creatividad y la capacidad potencial de cada alumno. Es también un proceso permanente pero no dogmático sino abierto. Los recursos se emplean, más que para reforzar contenidos, para estimular la reflexión, la participación, el diálogo y la discusión. El concepto de comunicación que se desprende de este tipo de educación Mario Kaplún lleva a la práctica en distintas actividades a lo largo de su vida y su carrera profesional. En sus obras basadas en las experiencias educomunicativas Mario Kaplún describe cómo este modelo puede ser aplicado en el proceso educativo y trabajo social.
Libros
En 1973 Mario Kaplún publica su primer libro, La comunicación de masas en América Latina; en 1983 edita Hacia nuevas estrategias de comunicación en la educación de adultos y Comunicación entre grupos: El método del casete-foro en 1984. Otros títulos del autor son: El comunicador popular (1985), Un taller de radiodrama: Su metodología, su proceso (1985), Hacia nuevas estrategias de comunicación en la educación de adultos (1986), La educación para los medios en la formación del comunicador social (1987), Los Mattelart, hoy: entre la continuidad y la ruptura (1988), Comunicación entre grupos (1990), A la educación por la comunicación. La práctica de la comunicación educativa (1992), Repensar la Educación a Distancia desde la Comunicación (1992), Del educando oyente al educando hablante (1993), Continuidades y rupturas en las búsquedas de un comunicador-educador (1995), Los materiales de autoaprendizaje. Marco para su elaboración (1996), y Una pedagogía de la Comunicación (1998).

Aplicación práctica de las ideas de Mario Kaplún en la educación actual
En su libro “Una pedagogía de la comunicación” Mario Kaplún describe el proceso de percepción de la información como decodificación. En esta perspectiva resulta muy importante “codificar” el mensaje de tal manera que sea fácilmente reconocible por el receptor (partiendo del nivel de receptor de la información). Pero el autor nos advierte que existe el peligro de ofrecer las soluciones ya dadas cuando tendríamos que conseguir que los receptores mismos planteen posibles soluciones al problema, ya que el objetivo de la comunicación bidireccional (aplicada al proceso educativo) es conseguir que el proceso de decodificación sea más activo y participativo. En esta perspectiva es imprescindible tratar de conseguir que las conclusiones sobre un tema explicado no sean explícitas sino "tan solo sugeridas, expresadas a través de los hechos que suceden"(1998, p.149), y de esta manera lograr que el proceso de decodificación de información por parte de los receptores sea más activo, convirtiendo a los receptores en creadores/emisores siguiendo el modelo EMIREC (concepto de Jean Cloutier).
Según M. Kaplún, “es mejor codificar nuestro mensaje de tal modo que él (decodificador) tenga que poner algo de su parte, que participar para decodificarlo: asociar situaciones, compararlas, vivirlas intelectual y emocionalmente, extraer concusiones” (1998, p. 149). Además el destinatario “experimenta placer” al decodificar activamente un mensaje, porque “este proceso le da la sensación de su propia inteligencia, de su propia capacidad para captar, interpretar y juzgar” (1998, p.152). Aplicando estas ideas a la educación podríamos plantearnos diferentes formas de decodificación del mensaje por parte de los alumnos:
• Debate abierto en clase (dar la oportunidad a los alumnos a expresar su opinión sobre un cierto problema, siendo el debate implícitamente dirigido por el educador hacía las posibles soluciones)
• Obra colectiva con múltiples posibilidades (obra de teatro, un relato con distintos personajes, una serie de dibujos animados, una representación gráfica)

• Radio escolar. Experiencia de la radio escolar puede ser una buena posibilidad de conocer la producción mediática desde dentro y, por otro lado, una forma de crear el diálogo abierto, ya que sean los alumnos mismos los emisores y receptores de la información. La experiencia de la radio escolar permite desarrollar las tareas de selección de contenidos, enfoque social de los problemas escolares y activar los procesos participativos. (En el sitio web http://www.slideshare.net/caboclo/radio-escolar-a-la-carta-una-experiencia-el-aula está disponible la presentación sobre una experiencia de radio escolar).
• Periódico escolar en formato digital puede ser una perfecta solución para que los alumnos participen en el proceso de creación de los medios y, por otra parte, aprendan a colaborar. El formato digital permite crear un espacio interactivo donde se establece una relación multidireccional y todos aprenden de todos. De esta forma se potencia la creatividad y la actividad en los alumnos, se les enseña que cada uno tiene la posibilidad de aportar algo de su experiencia personal y de esta manera sentirse una parte del esfuerzo común.
• Foro. El educador contemporáneo siempre tiene que estar dispuesto a atender y aceptar las observaciones de los destinatarios (alumnos) lo que hace posible el correcto funcionamiento del diálogo abierto y relación bidireccional. En este sentido sería aconsejable tener un foro donde los alumnos podrían crear los temas y hacer las preguntas tanto al educador como a sus compañeros y de esta manera resolver sus dudas y aprender juntos.
Bibliografía

• KAPLÚN, M. (1998). Una pedagogía de la comunicación [versión electrónica]. Disponible en http://www.scribd.com/doc/6881539/Mario-Kaplun-Una-Pedagogia-de-la-comunicacion

• KAPLÚN, M. (1997). La educomunicación de medio y fines en comunicación. Chasqui 58 [versión electrónica]. Disponible en http://chasqui.comunica.org/kaplun.htm

• 10 consejos de Mario Kalpún (2007). Disponible en la página web de la ONG Asociación de Radialistas Apasionadas y Apasionados http://www.radialistas.net/clip.php?id=1400252

FUENTE: 
http://educacion-comunicacion.wikispaces.com/Mario+Kapl%C3%BAn 






sábado, 1 de noviembre de 2014

LA RADIO COMO INSTRUMENTO CULTURAL EN COLOMBIA

Por Alberto Duque López
Esta mañana, mientras trataba de encontrar una respuesta en el espejo que me contemplaba en silencio en la penumbra de la madrugada, me preguntaba lo que otras personas han venido preguntándose durante los últimos años: ¿hasta dónde la radio en este país está contribuyendo o no a la cultura de los colombianos... ? ¿Hasta dónde las radioemisoras en AM o PM con su programación cotidiana están aportando todos los días, algún elemento nuevo al desarrollo cultural de sus oyentes... ? O mejor, ¿qué significa la palabra Cultura en el ámbito de la radio, un ámbito que no tiene límites y menos ahora con los satélites y los avances tecnológicos que hacen sentir nostalgia por los modestos enlaces de antes.
Hasta hace algunos años la palabra Cultura, en la radio, estaba ligada irremediablemente a la emisión, a la una de la tarde, del concierto 21 de piano de Mozart con una breve explicación del presentador, anotando que esta obra también se titula "Elvira Madigan" por la película sueca de la pareja que se suicida por amor ... La palabra Cultura estaba ligada, especialmente durante los oscuros días de la Semana Santa, con la emisión de las obras de Bach para órgano o los conciertos de Vivaldi y Paganini... Culttura en la radio, hasta hace algunos años en Colombia tenía un significado terrible, aburrido, lúgubre, quizá solitario.
El crecimiento de las ciudades, la aparición de nuevas generaciones ávidas de información, conocimientos y excitaciones obligó al mismo término de Cultura, en la radio, a replantear su naturaleza, a ser más agresivo, a convertirse en un instrumento más ágil y contagioso.
Hace 25 años fui partícipe de un experimento curioso. En Barranquilla, los domingos, entre siete y media y doce de la mañana, en una emisora pequeña llamada Radio Piloto. Durante más de dos años y gracias aun industrial ganadero que todos los meses de octubre se marchaba a Nueva York a enloquecer con las compañías de ópera y regresaba a la ciudad con centenares de discos raros, gracias a esa complicidad y por unos pocos pesos, realizaba un programa que alternaba la música con la lectura de textos literarios.
Eran domingos inolvidables, domingos llenos de buses repletos de turistas que salían de la Plaza de Colón rumbo al muelle de Puerto Colombia, mientras los fanáticos del fútbol comenzaban su romería hacia el estadio. Comenzaba con Bach. Pesado, duro, con un órgano disparado hacia las fugas que seguramente eran emprendidas por los escasos oyentes. Luego leía un texto de Truman Capote y en seguida, Vivaldi, más alegre, más dinámico. Luego otro texto literario, de Cortázar o García Márquez y en seguida, una obra de Berlioz o Mozart, y más tarde otro texto, de Gonzalo Arango o de Burgos Cantor. Cuando ya la mañana estaba en pleno apogeo, entonces aparecía el jazz, con algún tomo de Miles Davis o Louis Armstrong o Charlie Parker. Por supuesto los oyentes del mediodía no eran los mismos de las primeras horas del programa. No sé si era un aporte a la Cultura de los barranquilleros, nunca tomé el programa con ese sello, simplemente sabía que estaba divirtiéndome, que era la única posibilidad de poder expresar de una manera impúdica mi locura por dos ídolos, Cortázar y Charlie Parker en una misma mañana. Por esa misma época ya existían en Barranquilla otros programas culturales orientados por personas como Rafael Oñoro, César Ruiz, Jesús María Guillén y Alfredo Gómez Zurek. Ellos sí estaban realizando un aporte a la cultura de mi ciudad.
¿Qué significa trabajar por la cultura en la radio? ¿Pasar las obras de los compositores clásicos? ¿Emitir la música colombiana, o las obras de Marsalis, o un poco más allá, realizar programas con la música de Vangelis o los compositores andinos o los músicos griegos y españoles?
¿Qué es cultura en la radio? ¿Informar sobre los conciertos de esta noche, o las obras del festival de Manizales o comentar la nueva película dirigida por Bernardo Bertolucci sobre una novela espléndida del solitario Paul Boeles?
Dándole la vuelta a la pregunta, a esta preocupación: ¿qué hace la radio colombiana por la cultura de este país? ¿Está contribuyendo en algo? ¿Está enseñando a sus oyentes los distintos matices que tiene una obra de Matisse, o las variaciones de un concierto de Phillip Glass o las trampas de una película de Jim Jarmusch o las historias de Nadine Gordimer y Moreno Durán ?
Hasta hace unos años, los dos mejores ejemplos de esta preocupación de la radio por difundir la cultura, al menos dentro de sus alcances físicos en Bogotá, eran la Radio Nacional y la emisora HJCK. Después, a medida que las universidades crecían y sus presupuestos eran más sólidos, tuvieron la excelente idea de incorporar una estación de radio dentro de sus actividades cotidianas. En Medellín, Barranquilla, Manizales, Cali, Cúcuta, Bogotá, para citar unos pocos ejemplos, las universidades vienen adelantando una labor grata, agresiva y juvenil a través de estas emisoras; y en Bogotá, el trabajo de las estaciones de la Nacional, la Tadeo, la Javeriana y otras universidades es ejemplar, y con una ventaja: su programación está dirigida hacia un público específico, los estudiantes, utiliza su lenguaje, maneja su entorno psíquico y físico, sabe comunicarse con ellos y por eso ha logrado superar los obstáculos iniciales. Mientras tanto, en ciudades como Barranquilla, Medellín y Cali las universidades trabajan en colaboración con otras entidades, como las Cámaras de Comercio, con iguales resultados.
Esa es la labor de organismos como la Radio Nacional, la HJCK y las estaciones universitarias... Pero, ¿qué ocurre en la radio comercial, la de las grandes cadenas?
Durante una época, Caracol produjo uno de los programas más completos de la radio latinoamericana, "Monitor" , dirigido por profesionales como Enrique Pardo, Julio Nieto Bernal y Mario Rivero, utilizando el ritmo y el lenguaje de las revistas de radio que mezclan la música con las noticias y la información cultural. Después cambiaría de naturaleza.
En el sistema Caracol Stereo, especialmente los fines de semana, son realizados programas interesantes que buscan la divulgación de la obra de grandes compositores y cantantes contemporáneos. En otras cadenas y de manera esporádica también se trabaja en este impredecible campo de la cultura. Por supuesto, alguien podría afirmar que la simple difusión de la música, especialmente la colombiana, ya encierra un aporte en este campo.
Desde hace dos años trabajo con la cadena RCN, en el noticiero que va de las 6:00 a las 10:00 de la mañana. Mezclada con las informaciones de asaltos guerrilleros, terremotos, golpes de Estado, divorcios de las estrellas, planeación de impuestos y renuncias de ministros, he tratado con la complicidad de Juan Gossaín de informar sobre algunas actividades culturales. Son pocos minutos, es un tiempo insuficiente pero alcanzamos en una mañana, por ejemplo, a comentar una novela de Nadine Gordimer, reseñar rápidamente una película de Camila Loboguerrero, decir algo sobre las exposiciones de pintura o las obras de teatro, y también algo de la que ocurre en otros países.
Por supuesto, que esos minutos no son suficientes. Esas píldoras regadas a la largo de cinco horas de entrevistas, cuñas, noticias, llamadas del extranjero, proclamas de los políticos, llamadas de madres angustiadas poco pueden hacer por el desarrollo cultural de los colombianos, pero seguimos tratando. Hemos sostenido un lema, "La cultura es noticia" y la mantenemos, reconociendo que es un tiempo mezquino, que podría mejorarse, que podría tener un mayor impacto, un mayor alcance.
Estas ideas expuestas aquí ante ustedes, buscan el debate sobre un tema tan vasto y complejo: ¿hasta dónde la radio colombiana está realizando un aporte real a la cultura de los colombianos? ¿Hasta dónde ese aporte es recibido por los oyentes, hasta dónde éstos mejoran su vida por el simple hecho de encender un aparato de radio y escuchar mientras se bañan, duermen, comen, caminan, hacen deporte o conduce su vehículo? La pregunta es simple: ¿estamos cumpliendo, quienes trabajamos en la radio, con nuestra obligación de apoyar y difundir y fomentar la cultura de los colombianos?
FUENTE:
http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/periodismo/perculturalper/04.htm

viernes, 31 de octubre de 2014

DÍAS DE RADIO


Por: Stamato, Vicente

La primera emisora radial en la historia de Colombia comenzó a funcionar en Bogotá, (y no en Barranquilla, como erróneamente se ha dicho y escrito en varias ocasiones), por iniciativa del Gobierno de Miguel Abadía Méndez, último gobernante de la república conservadora.
Cuando en agosto de 1926 el nuevo Presidente organizó su gabinete ministerial, para ocupar la cartera de Correos y Telégrafos nombró al arquitecto y periodista santandereano José de Jesús García, quien recibió un ministerio sumamente activo y pletórico de realizaciones. La Administración anterior, la del general Ospina —la misma que creó el Ministerio de Correos y Telégrafos— le había dado al ramo de las comunicaciones un singular impulso. Continuando con esa política, dieciocho meses después el Ejecutivo dio los primeros pasos destinados a que el Estado colombiano contara con una radiodifusora. Y, al mismo tiempo, elaboró y dio a conocer las normas exigidas para que los particulares instalaran y pusieran en funcionamiento otras de carácter comercial. Con ese propósito, el 18 de junio de 1928 emitió el Decreto Nº 1.182 —primero de su género en el país— cuyo encabezamiento así rezaba: «Por el cual se establecen las condiciones en que el Gobierno puede conceder permisos para la instalación de estaciones transmisoras de perifonía».
El término perifonía, (hoy totalmente olvidado) era por entonces el más popular para designar la novedosa actividad. La perifonía nacional, pues, estaba en marcha en Colombia, impulsada desde el Gobierno y en medio de las expectativas del gran público, ya que solo un selecto y privilegiado sector de la población había podido hasta entonces disfrutar de la sintonía de unas pocas estaciones extranjeras de onda corta mediante el uso de los primeros y costosos receptores llegados al país.
Durante el primer semestre de 1928 el ministro García, con la asesoría de técnicos extranjeros, comenzó a tomar las necesarias y sucesivas decisiones para instalar la emisora denominada HJN. La compra del equipo de onda larga recayó en la empresa alemana Telefunken, representada en Bogotá por la firma Sigilechner y Hugo. A su turno, en terreno fiscal ubicado en las goteras de la capital, en sitio conocido como Puente Aranda, se construyó una pequeña sede donde se instalaría el equipo transmisor y las correspondientes antenas; tarea ésta ultima —complicada para la época— que exigió la celebración el día 4 de abril de un contrato con otro extranjero, el señor E. Altmann, «sobre construcción de los cimientos para las torres de la estación radiofónica de Bogotá».
Recién 114 días después, exactamente el 27 de julio, el Consejo de Ministros emitió «dictamen favorable acerca del contrato» con aquel señor. Pero para dar el siguiente paso —lentitud oficial y dudas técnicas mediante—, fue necesario que transcurrieran doce meses.
Así las cosas, el 3 de julio de 1929 el ministro García suscribió con otro extranjero (el señor A. Tawse Smith, en representación de la Sucesión de F.C.L. Pirkis), el «Contrato sobre arreglo de un salón en el Capitolio Nacional para transmisiones de la estación radiodifusora de Bogotá». Sitio insólito, por cierto, para la instalación del primer estudio radiofónico en el país. El contratista se comprometía a entregar finalizada la construcción, con un costo de 1.300 pesos, el 15 de julio. La fecha establecida respondía al deseo del Ejecutivo de inaugurar la emisora el siguiente día 20, y el ministro así lo había anunciado en varias ocasiones. Pero la promesa no se pudo cumplir. Las críticas arreciaron.
Para informar «acerca de la verdad de este asunto», un reportero de "El Espectador" habló con el técnico contratado por el Ministerio para instalar y poner en funcionamiento la emisora, el alemán Carlos Klemp (figura clave en los siguientes meses de vida del novedosísimo medio). Mediante su enredado español, Klemp informó que todavía faltaban «algunos enseres» para completar la instalación, los cuales debían ser entregados por el Departamento de Provisiones del Ministerio; que su intención había sido salir al aire el pasado 7 de agosto, fecha ideal que tampoco pudo cumplirse. Creía, entonces, que en diez días todo estaría listo...



Agosto de 1929. Edificio principal de la estación radiodifusora de la HJN en Puente Aranda. Chapinero, 1929. Biblioteca Nacional de Colombia

 
Septiembre 5 de 1929. El Ministro de Correos y Telégrafos, José de Jesús García, inaugura desde los estudios del Capítulo Nacional la potente emisora oficial HJN. Chapinero, 1929. Biblioteca Nacional de Colombia

 
Febrero 1 de 1940. El presidente Eduardo Santos pronuncia su discurso de inauguración de la Radiodifusora Nacional desde los modernos estudios de la carrera 17 con calle 26. Cromos, 1940. Biblioteca Nacional de Colombia


Febrero 20 de 1940. Doña Helena Venegas Posada sigue por el radio de su residencia los pormenores del vuelo a Lima de su hijo, el capitán Enrique Concha Venegas. Cromos, 1940. Biblioteca Nacional de Colombia

 ---  
Izquierda: La joven escritora Sofía Ospina de Navarro, cuyo escrito sobre Feminismo, publicado en la revista Chapinero, fue difundido para el mundo por varias emisoras internacionales. Chapinero, 1929. Biblioteca Nacional de Colombia.Derecha: José Jesús García.

 ---  
Derecha: Daniel Samper Ortega


Febrero de 1940. Edificio de la Radio Nacional sobre la carrera 17 con calle 26. Banco Fotográfico Colombiano.

 
 
Aspecto de los estudios de la Radiodifusora Nacional tras cumplir su primer año de labores. Banco Fotográfico Colombiano.

 
1942. Eduardo Santos lee por la Radio Nacional su discurso de despedida al pueblo colombiano.Banco Fotográfico Colombiano.
La HJN finalmente en el éter
El jueves 5 de septiembre de 1929, en la primera plana de "El Espectador" un pequeño anuncio informaba sobre un singular hecho: «Teatro Caldas, Chapinero. Inauguración de la estación radiodifusora de Bogotá. Los concurrentes de esta noche al Teatro Caldas podrán oír los discursos del señor ministro de las comunicaciones y del R.P. Sarazola. Además, cantos de los señores Umaña y Posada».
Los dueños del teatro, pensando acertadamente en que el acontecimiento radial no podría ser escuchado por la inmensa mayoría de bogotanos carentes de receptores, en la cinematográfica sala habían instalado uno de estos aparatos conectado a dos altoparlantes, y de esta forma «sacarle jugo» a la transmisión con la correspondiente venta de boletas.
Pero además de la comercial invitación, en la última página del periódico una nota informaba lo siguiente: «Hoy, a las seis de la tarde, se verificará el primer concierto de la estación radiodifusora instalada por el Gobierno Nacional cerca del sitio denominado Puente Aranda. La inauguración oficial de esta estación se efectuó a las 11 de la mañana y al acto asistieron, entre otras personas, el ministro de Correos y Telégrafos, el técnico señor Klemp, varios miembros del Congreso y numerosos invitados. El señor ministro de Correos pronunció un corto discurso alusivo al acto, que fue muy aplaudido…
"En el Ministerio de Correos y Telégrafos se nos informó que la estación tiene una onda de 425 metros, que es más bien larga. Las personas que quieran oír los conciertos necesitan un aparato capaz de recibir ondas de 425 metros. El precio de estos aparatos es de $10 a $500, según la clase y se venden en el comercio de Bogotá"
"El Ministerio no tiene aparatos para vender a los particulares… La potencia de la onda es muy grande y puede oírse en toda la República. Durante los ensayos de la estación, verificados en días pasados, los conciertos fueron oídos en ciudades tan distantes como Barranquilla, Cereté y Santa Marta, según telegramas que han llegado al Ministerio… Los conciertos fueron oídos como en los mejores aparatos de Europa y Estados Unidos".
"La estación radiodifusora de Puente Aranda funcionará con los siguientes empleados: Un jefe electricista, un ayudante, un maquinista y su ayudante y dos mecánicos. La hora fijada por el Ministerio para que se lleven a cabo los conciertos es la de las nueve de la noche. Solamente el de hoy se verificará a las seis".
Gracias a la instalación de una serie de altoparlantes en el corazón histórico de la ciudad, esa primera transmisión vespertina de la HJN se convirtió en un verdadero acontecimiento popular, que al día siguiente "El Espectador" así registró: «Un público numeroso y entusiasta escuchó anoche en la plaza de Bolívar el primer concierto de radio dado por la estación radiodifusora oficial de Puente Aranda que tuvo el más completo éxito. También se oyó con absoluta nitidez el discurso inaugural del nuevo servicio pronunciado por el señor ministro del ramo y una interesantísima exposición del director del Observatorio Nacional, R.P. Sarazola, en la cual explicó el desarrollo del nuevo medio de comunicación y las enormes ventajas que tiene como vehículo de cultura y adelanto espiritual y material.
«El ministro de las comunicaciones aprovechó la oportunidad para hacer un elogio desmesurado del Gobierno actual, llegando a decir que el doctor Abadía había sido el más eficaz de los propulsores del progreso y engrandecimiento de la República. Al oír esta estupenda declaración del doctor García, la multitud estalló en una unánime y homérica carcajada que resonó en los muros del Capitolio».




 ---  
Derecha: 1940. Rafael Guizado, primer director de la Radio Nacional.

 ---  
Izquierda: 1928. Julio F. Benetti, fundador del Club de Radio de Bogotá. Derecha: 1929. Alvaro Soto Del Corral, vicepresidente del Club de Radio de Bogotá. Chapinero, 1928. Biblioteca Nacional de Colombia

 
1941. Radio Cristal llegó a ser la emisora de más sintonía en el país a finales de los 30's y primera mitad de los 40's.Cromos, 1941. Biblioteca Nacional de Colombia
Ecos de la política —¡cuando no!— metida en la vida cotidiana de los colombianos.
Poco a poco, la programación de la emisora fue tomando forma. Ya para el 17 de septiembre utilizaba un formato más o menos básico, fecha en la que justamente "El Espectador" anunciaba la publicación diaria en sus páginas de la programación de la HJN e incluía la siguiente:
El programa de esta noche
I. La transmisión comenzará a las 8:00 en punto con un concierto especial de la Banda de la Policía Nacional cuyo director es el señor Dionisio González. La banda tocará en el salón especial de micrófonos situado en el Capitolio.
II. A las 9:00 la Lira Mozart ejecutará el siguiente programa, organizado por el Almacén Víctor de la plaza de Bolívar: 1º Chapinero, pasillo de J. Morales; 2º La piscina de Buda, intermezzo de Sodtullo y Vert; 3º Este es el hombre, joropo llanero cantado por los hermanos Lozada; 4º Tiplecito de mi vida, torbellino de Alejandro Wills; 5º La favorita y el eunuco, cuento turco de R. Burgos (declamación del señor E. Rossito); 6º El bello sexo, bambuco de Emilio Murillo; 7º Coconito, canción mexicana cantada por los hermanos Lozada; 8º Cacerola, fox popular.
III. Transmisión de noticias nacionales y extranjeras de última hora y de cotizaciones del Banco de Colombia.
IV. Aunque este programa es bastante extenso y rebasa la costumbre de terminar las transmisiones a las diez de la noche, es posible que hoy, con objeto de estimular mejor a los radioescuchas, se ejecuten otros números que todavía no están acordados.


 ---  
Izquierda: Abril de 1949. La cadena Ca-ra-col principia con tres emisoras. Semana, 1949. Derecha: Marzo de 1956., El dibujo humorístico entra a formar parte de la guerra por los oyentes.
Apogeo y muerte
Año tras año, la HJN continuó afinando la calidad de su programación, mientras que al mismo tiempo, aunque con lentitud, ampliaba sus horarios de transmisión. Tras un breve período de producción de programas por parte de concesionarios particulares, ya en nombre del Estado fue dirigida sucesivamente por varios personajes nacionales, entre los que con singular brillo se destacó el escritor Daniel Samper Ortega entre 1932 y 1933. Y cinco años más tarde, merced a la indolencia burocrática y unas repetidamente mentadas «deficiencias técnicas», la voz de la primera radiodifusora colombiana terminó por enmudecer.
José Joaquín Castro Martínez, último ministro de Educación de la Administración López Pumarejo (segundo Gobierno de la República Liberal), en el Mensaje al Congreso de 1938, a manera de «partida de defunción» hizo la que tal vez fue la última mención de la HJN en un documento oficial, con estas pocas palabras: «…Pero como nuestro pueblo analfabeto es la parte más necesitada, y justamente aquella donde el libro, si llegare, no tiene acción alguna, desde mucho tiempo he venido sosteniendo la necesidad de suministrar a la Biblioteca Nacional para su campaña de cultura popular las muletas de la radio y de la cinematografía educativa. En años anteriores ensayamos con éxito sorprendente la radiodifusora HJN; pero tuve que abandonarla por deficiencias de la maquinaria…».
El turno de la Radiodifusora Nacional
Durante los dos últimos años del Gobierno de López Pumarejo las inquietudes relacionadas con la instalación de una nueva emisora estatal fueron creciendo. Estudiado con atención un proyecto elaborado al respecto, con un costo estimado en 300.000 pesos, su financiación resultaba en ese momento imposible. Fue entonces cuando Gustavo Santos, director nacional de Bellas Artes, (inquieto y creativo intelectual, hermano de Eduardo Santos, encumbrado dirigente liberal y propietario de El Tiempo) le dijo un día al Presidente López, quien no había dejado de pensar en el proyecto: «Yo le hago la radiodifusora con la plata que haya». Y la hizo. Con su admirable actividad y el entusiasmo que don Gustavo ponía en su actividad oficial, tomó el proyecto en sus manos, mandó hacer nuevos cálculos de acuerdo con las circunstancias, movió obstáculos, estudió detenidamente los aspectos técnicos, y contando en todo momento con el apoyo del Ejecutivo, dio los primeros y fundamentales pasos para el montaje de la estación.
Estación que le tocó inaugurar justamente al doctor Eduardo Santos (tercer Presidente de la República Liberal, 1938-1942), el jueves 1º de febrero de 1940, a las ocho de la noche, acompañado por el ministro de Gobierno, Alfonso Araújo, en concurrida y elegante ceremonia que tuvo lugar en el flamante edificio de la emisora, construido especialmente, y localizado sobre la avenida Caracas.
En el discurso de rigor, el Presidente Santos expresó con evidente satisfacción:
«Esta radiodifusora pertenece a la nación colombiana, y ha de estar siempre a su exclusivo servicio. Estarán excluidas de ella las polémicas personales, las voces de discordia, las propagandas interesadas. Sus únicos propósitos son trabajar por la cultura nacional en todos los órdenes, colaborar con universidades, colegios y escuelas en intensas labores de enseñanza, contribuir a la formación del gusto artístico —con programas cuidadosamente preparados— y dar una información absolutamente serena y desapasionada, totalmente objetiva, que lleve a todos el reflejo fiel de los hechos que pasan».
Y más adelante, agregó: «Esta estación quiere ser un elemento de optimismo, de fe en la acción, de alegre confianza en los destinos de la patria. Quiere ser algo como un reflejo de la energía colombiana, que no desconoce las grandes dificultades que a nuestro progreso se oponen, que sabe los peligros que puedan amenazarla en el presente y en el futuro, que aprecia con claros ojos lo muchísimo que aún nos falta, pero a la cual no arredran las dificultades del futuro por que para vencerlas le da fuerza sobrada el examen de lo que ha realizado en el pasado. El sol que en otros lugares declina, apenas comienza a alumbrar nuestras tierras, y empieza su vida. Así lo siento yo, y por eso creo que esta Radiodifusora Nacional ha de representar el criterio y la voz de esta juvenil patria nuestra, sana, fuerte y sensata».
A continuación, el ministro Araújo, entre otros conceptos, manifestó: «En primer término debo mencionar al señor Gustavo Santos, quien como director de Extensión Cultural y Bellas Artes, inició con grande entusiasmo y actividad el desarrollo de los proyectos del Gobierno; y a Arcadio Dulcey, quien le sucedió en dicho cargo y ha llevado inteligentemente este empeño hasta su real culminación. No deben olvidarse tampoco los nombres del doctor Rafael Guizado, dinámico y talentoso jefe de la estación; el doctor José M. Ospina, arquitecto que construyó los edificios de la misma, ni los de los señores Mario Camargo, gerente lde a casa con la cual se contrató el suministro y montaje de estos magníficos equipos, y Erick Ross, ingeniero jefe de la misma».
Primer positivo balance
Al cumplirse el primer año de actividades, el escritor y director de la Radiodifusora Nacional, Rafael Guizado, podía sentirse orgulloso del recuento de su labor y la de sus más inmediatos colaboradores (entre los cuales se destacaba Bernardo Romero Lozano): Diez horas diarias de transmisión, para un total de 3.200 dedicadas a «programas selectos, variados, atrayentes, serios y divertidos», preparados por un selecto equipo de colaboradores; intelectuales de gran prestigio, como por ejemplo Rafael Maya (curso de literatura colombiana), León de Greiff y Otto de Greiff (crónicas musicales), Jorge Zalamea (curso de literatura universal), Arturo Camacho Ramírez (crónica poética), Carlos Martín, (actualidad literaria), Gerardo Valencia, (crónica cinematográfica), Jaramillo Giraldo (crónica histórica), Víctor Mallarino (reportajes), Oswaldo Díaz (crónica teatral).
Y, además, la actuación semanal del grupo de radioteatro dirigido por Hernando Vega Escobar, con la puesta en el aire de obras de autores colombianos y extranjeros; y por supuesto, la transmisión de variados programas musicales, tales como conciertos de la Orquesta Sinfónica Nacional en el Teatro Colón, especiales de música de cámara bajo la dirección del maestro Espinosa, conciertos del cuarteto clásico de cuerdas, o de la Banda Nacional dirigida por el maestro Rozo Contreras; y también de música típica nacional, a cargo del conjunto de cuerdas dirigido por el maestro Wills.



Octubre de 1956. Los principales promotores de dos grandes cadenas, William Gil Sánchez, de Caracol, y Enrique Ramírez Gaviria, de RCN. Dibujo de Maz Henriquez, Semana, 1956.
Ondas que se evaporan
Tras la exitosa gestión de Guizado, por la Dirección de la emisora pasaron —entre otros— Fernando Plata Uricoechea, «rosado, juvenil, emprendedor, lector apasionado de los periódicos americanos, comentador de los hechos económicos»; luego Fernando Charry Lara, «poeta del pospiedracielismo, intelectual de muchas disciplinas, introductor a Colombia de los bellos versos de Vincent Aleixandre»; más tarde Carlos López Narváez. «loco, poeta, traductor, músico y abogado»; en 1951, durante el Gobierno de Laureano Gómez, el periodista bogotano Arturo Abella, doctorado en filosofía y letras, que llevó a la emisora muchas caras nuevas, azules en su mayoría, y otras del clero; con la Administración del general Rojas Pinilla, entró en escena el más joven de los directores, Fernando Gómez Agudelo, de 22 años, secundado por la experiencia de Romero Lozano; durante el Gobierno de Ernesto Samper, se destacó el eximio y experimentado hombre de radio Jimmy García…
Con la sucesión de estos cambios directivos, otros de índole institucional fueron también afectando —para bien o para mal—, la vida de la emisora: entre 1940 y 1950 fue dependencia del Ministerio de Educación y luego pasó al de Gobierno; en 1952 se acercó un poco más a la Presidencia de la República, como filial de la Oficina de Información; a partir de 1957 formaba parte del Departamento Nacional de Radiotelevisión, dependiente en forma directa de la Presidencia; y años después formaba parte del llamado Instituto Nacional de Radio y Televisión (Inravisión).
A principios de los años noventa, los equipos de onda corta de la estatal emisora comenzaron a descomponerse con demasiada frecuencia y terminaron por dejar de funcionar. La voz internacional de Colombia desapareció del éter, simultáneamente con la reducción del número de sus repetidoras nacionales, la desidia gubernamental y la intemperancia de los trabajadores de Inravisión. Y ya a finales del agitado siglo pasado los augurios sobre el futuro de la enferma Radiodifusora Nacional de Colombia eran, sencilla y tristemente, de pronóstico reservado…
De pasajeras cadenas publicitarias a estructuradas cadenas empresariales
Tras la promulgación del decreto del Gobierno de Abadía Méndez, determinante de las condiciones para la instalación de «estaciones de perifonía», muy pronto comenzó a aparecer en Colombia una nueva clase de empresarios dedicados al prometedor negocio de la radiodifusión.
En la capital de la República —por ejemplo— la primera emisora de ese tipo inició actividades el 14 de enero de 1930, gerenciada por don Alfredo Carreño bajo el extranjerizante nombre de Universal Radio Corporation, e identificada por las letras HKC; y ya para 1938 habían llegado a la media docena: Alford, HKF, La Voz de la Victor, Colombia Broadcasting, La Voz de Colombia y Ecos del Tequendama.
Seis años después, mediados de los cuarenta, a nivel nacional el Ministerio de Correos y Telégrafos registraba un total de 71 estaciones funcionando en 27 centros urbanos (ver recuadro). Tal proliferación produjo entonces un novedoso fenómeno: la transmisión de ciertos programas —organizados generalmente por agencias de publicidad o departamentos de mercadeo de grandes compañías—, a través de cadenas circunstanciales y pasajeras formadas por emisoras de diferentes ciudades y propietarios, según el interés regional o nacional de tal o cual producto, entidad o empresa.
De los numerosos casos que de esa modalidad tuvieron lugar, veamos solo tres ejemplos:
• 19 de febrero de 1941. Programa ofrecido por la Federación Nacional de Cafeteros, «para iniciar una intensa campaña en pro del mayor y mejor consumo del café dentro del territorio de la República, con la colaboración de la orquesta Emilio Murillo de La Nueva Granada, bajo la dirección del maestro Francisco Cristancho. Por la Radiodifusora Nacional en cadena con las estaciones La Nueva Granada, La Voz de Colombia, La Voz de Bogotá y Emisores Unidas de Barranquilla».
• 28 de febrero de 1945. «Esta noche a las 8:30 p.m. La Cadena de la Suerte, novedad radial que presenta al país la Lotería Extraordinaria de Girardot. Atracciones, concursos, premios. Emisoras: La Voz de Colombia, La Voz de Bogotá, Radio Girardot. Animador: Tocayo Ceballos. El programa se origina en el Radio-Teatro de La Voz de Bogotá, carrera 6ª Nº 14.88».
• 6 de mayo de 1945. «Los Profesores del Aire, el más ingenioso programa radial de Colombia. Valiosos premios en efectivo para el público oyente de todo el país. Hoy domingo 9:00 a 9:30 p.m. Ofrecido al público de Colombia por las principales emisoras y por Propaganda Época Ltda., la gran agencia de avisos de Bogotá y Medellín, para demostrar el alto grado de entretenimiento y cultura a que ha llegado el país».
Programa que demostraba también la cobertura nacional alcanzada por estas efímeras cadenas a través de once emisoras localizadas en otras tantas ciudades del país (Bogotá, Medellín, Barranquilla, Cali, Pereira, Cartagena, Manizales, Bucaramanga, Tunja, Neiva e Ibagué).
Estas exitosas experiencias condujeron inevitablemente a varios empresarios a pensar en uniones permanentes. Dos de ellos —William Gil Sánchez y Enrique Ramírez Gaviria— inquietos promotores de las que, en corto tiempo, se convertirían en las dos grandes cadenas de la radiodifusión privada en Colombia. Nacidas casi simultáneamente, pocos meses después del destructor estallido popular del 9 de abril de 1948. Trágico suceso que motivó al Gobierno Nacional a «meter en cintura», mediante severa reglamentación, a las emisoras radiales acusadas de haber contribuido en ese nefasto día a «echar leña al fuego» con comentarios subidos de tono e incitaciones irresponsables.
Contrapunteo de eslabones microfónicos
La Cadena Radial Colombiana (Caracol), creada inicialmente por la fusión de las emisoras Voz de Antioquia y la bogotana Nuevo Mundo, comenzó a funcionar desde 1948 por iniciativa de William Gil Sánchez. Y el 18 de marzo de 1950 quedó formalmente constituida como sociedad comercial, con la integración de otras dos estaciones. Los firmantes de la histórica escritura fueron Gil Sánchez (Voz de Antioquia), Fernando Londoño Henao (Nuevo Mundo, de Bogotá), Rafael Roncallo (Emisoras Unidas, de Barranquilla) y H. S. Simmons (Radiodifusora de Occidente, RCO, de Cali).
Como dato curioso, vale la pena recordar que Nuevo Mundo había nacido a finales de los años treinta con el nombre de Radio El Liberal por iniciativa de los ex presidentes de la Republica Alfonso López Pumarejo y Alberto Lleras Camargo, con el claro propósito de «competir» ideológicamente con la “godísima” Voz de Colombia.
En 1956 las emisoras afiliadas a Caracol llegaban a 16, entre las que, además de las cuatro fundadoras, figuraban Ecos del Combeima (Ibagué), Ondas del Gualí (Honda), Radio Bucaramanga, La Voz de Cúcuta, La Voz Amiga (Pereira), Emisoras Fuentes (Cartagena), Ondas del Puerto (Girardot), La Voz de Armenia, Ecos de Pasto, Radio Neiva, Radio Manizales y La Voz de Santa Marta.
Radio Cadena Nacional (RCN) fue formada por iniciativa de los hermanos Enrique y Roberto Ramírez Gaviria y Rudesindo Echavarría (presidente de Fabricato) mediante la unión de las emisoras Nueva Granada, de Bogotá, y la Voz de Medellín. Más tarde vincularon a sus objetivos a un grupo de importantes empresas industriales y a varias otras radiodifusoras.
A mediados de los años cincuenta, además de las dos emisoras fundadoras, RCN era propietaria de Radio Pacífico (Cali), La Voz de Pereira y Radio Santander (Bucaramanga), y contaba con otras 15 con el carácter de afiliadas instaladas en las ciudades de Bogotá, Medellín, Girardot, Ibagué, Barranquilla, Cartagena, Santa Marta, Armenia, Manizales, Cartago, Buga, Palmira, Neiva, Popayán y Pasto.

Los años dorados
Los cincuenta y sesenta, y parte de los setenta, del pasado siglo XX pueden considerarse como los años dorados de las grandes cadenas, por la variedad y calidad de su programación y los adelantos técnicos de sus emisoras. Años que marcaron, por ejemplo, el apogeo de los grandes programas en vivo —musicales, teatrales, de concurso, de variedades—, irradiados para todo el país desde confortables y concurridos radioteatros. Años que fueron, también, testigos del inicio de la conformación de verdaderos equipos noticiosos, integrados por voces y especialistas de gran profesionalismo que lograron colocar al periodismo radial colombiano entre los mejores de Hispanoamérica.
Durante los años setenta, obligadas ya por la competencia de la televisión (que había hecho su aparición en junio 1954), las grandes cadenas (y la radiodifusión en general) comenzaron inevitablemente a variar su programación. Poco a poco, los populares programas en vivo fueron desapareciendo, y entrando en los años ochenta, la mediocridad y la falta de creatividad iniciaron la invasión de las ondas radiales. Con excepción de algunos grandes noticieros, que sí mantuvieron y aumentaron su profesionalismo (aunque «estirados» artificialmente en sus horarios para atender la creciente y abultada pauta publicitaria), el resto de la programación se contrajo, en general, a la transmisión de grabaciones musicales (aparecieron las emisoras especialistas en tal o cual tipo de ritmo al servicio del consumismo fonográfico, eficientes promotoras de la destrucción del buen gusto entre sus oyentes). En uno u otro caso, alternadas o intercaladas, juntas o separadas con equipos de parlanchines que, en medio de un desorden general, de voces disonantes que se interrumpen una y otra vez, durante horas se ocupan de una enorme variedad de temas, de concursos o de llamadas de oyentes absolutamente intrascendentes e inútiles, de boberías sin fin, en ocasiones utilizando un lenguaje chabacano, acompañados por la transmisión de cuñas publicitarias, directas o indirectas, subliminales o descaradas, de pócimas milagrosas, medicamentos de dudosa eficacia, tratamientos de belleza o variados servicios de charlatanes, especialistas en vivir del cuento.
Epílogo
En marzo de 1932, al ser nombrado el escritor Daniel Samper Ortega director de la HJN, un editorial del periódico "El Espectador", entre otros conceptos, con ilusión patriótica expresaba: «Orientadas con un criterio razonable que alternen el sentido práctico y el buen gusto, las estaciones radiodifusoras pueden desempeñar en el desarrollo de la cultura del país un papel tan importante como el de los colegios y universidades; y acaso más ameno que el de éstos, especialmente en las clases trabajadoras que no disponen de dinero ni de tiempo para asistir a los establecimientos de educación, oficiales o particulares, el radio llena una misión didáctica cuyo alcance benéfico difícilmente podríamos meditar. Esto precisamente es lo que hace imperiosa la necesidad de que en su empleo se proceda atendiendo no sólo a sus cualidades amenas, sino ante todo, a su influjo educador».
Evidentemente, soñar no cuesta nada.
Título: Días de radio
Palabras clave: ColombiaEmisorasHistoriaRadio
Temas: EmisorasHistoriaRadio
Lugar: Colombia

FUENTE:
http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/revistas/credencial/junio2005/radio.htm

LA RADIO DIFUSIÓN EN COLOMBIA Y SU IMPACTO SOCIAL

El impacto que ha tenido la radiodifusión en Colombia ha sido categórico para el desarrollo sociológico del país, pues esta ha influido tanto que ha jugado un papel importante y ha estado presente en los hechos trascendentales del pasado siglo XX.
Soldados en La Guerra de los Mil Dias
Colombia al terminar el siglo XIX experimento cambios sociológicos profundos; factores como la Guerra de los Mil Días, la separación de panamá, el analfabetismo, la ‘mula’ como medio de transporte, el planteamiento del esquema social urbano u otros factores, atascaron el desarrollo social del país.
La modernización del estado colombiano llegaría en el siglo XX y el país viviría nuevamente intensos y prolongados conflictos violentos. A pesar de esto, el país registro importantes índices de crecimiento económico y su democracia tuvo mayor continuidad que la de otros países suramericanos.
En el periodo comprendido entre la perdida de panamá y la depresión de la economía mundial (1930), el país se consolida y logra una estabilidad económica.
Miguel Abadía Mendez

Cuando la a radiodifusión ingresa a nuestro país,  fue el presidente Miguel Abadía Méndez quien inauguró, en 1929, la primera radiodifusora en Colombia, llamada HJN. Unos meses más tarde nace, con el nombre de La Voz de Barranquilla, la primera emisora comercial de Colombia, la instalaciones necesaria para mejorar las comunicaciones había sido situada, en el año de 1923, por la empresa Marconi Wireless Co. Única empresa en el país que llevó a cabo esta tarea.

La radio empieza a destacarse paulatinamente como el único medio masivo de comunicación entre los colombianos, donde las familias se reunían en horas especificas entorno al receptor de radio, el cual informaba, formaba y entretenía a la sociedad de en esa entonces.
La radio colombiana tiene entonces su primera gran hazaña informativa en el año 1935, cuando la caída de un avión de Scadta en el aeropuerto de Medellín, donde mueren el cantante de tango argentino Carlos Gardel, conocido mundialmente como el ‘zarzal’ criollo. El país nuevamente vive otra etapa de violencia, esta vez la sangrienta guerra entre los  partidos tradicionales del país, el conservador y el liberal en la década de los 30’, el gobierno prohíbe a las emisoras narrar noticias políticas, sancionándose a todas aquellas que incumpliesen la ley, sin duda alguna la sociedad se ve represiva y hostigada gracias a este hecho.
Años más tarde, en los albores de la Segunda Guerra Mundial, comenzaron a llegar, a través de las señales de onda corta, mensajes provenientes de Alemania y de otros países que hablaban sobre la inminente guerra, lo que hizo que la sociedad latinoamericana entendiese el gran poder que tenía la radio a nivel mundial, aun a pesar de no haber participado directamente en la contienda.
Jorge Eliecer Gaitán
Otro suceso significativo para que la radio colombiana tuviese impacto total entre las masas colombianas, fue la transmisión de discursos y consecuente muerte del caudillo liberal Jorge Eliecer Gaitán, lo cual desata el 9 de abril de 1948, una ola de violencia en las principales ciudades del país. Este hecho, posteriormente origina el famoso Bogotazo, y además un nuevo formato radial, el radio – reportaje ó radio – periodismo.
A finales de la década de los 40’, surgen las cadenas radiales culturales y paralelamente se originan las cadenas radiales como Caracol, RCN yTodelar, unas alternativas de la radiodifusión para la ciudadanía colombiana.
Surgen fenómenos sociológicos, comienza la Guerra Fría, periodo bipolar y armamentístico entre las naciones de EE.UU y la desaparecida URSS, la Guerra de Corea, causo impacto la sociedad colombiana, pues nuestro país envío un batallón de guerra en respuesta a un llamado de las Naciones Unidas, consecuentemente se informaba del avance patriota en tierras orientales.
Logo de Chile 62'
En deportes con el inicio del fútbol profesional colombiano y en el ciclismo La Vuelta Colombia, se convirtió en una  manifestación de multitudinario recibimiento y ganándose infinitos seguidores en las regiones colombianas las cuales recorrían, cambiando el formato radial tradicional al deportivo. El mundial de Chile 62, marco otro hito para el deporte colombiano, la transmisión del partido Colombia vs URSS, el resultado final fue 4-4, por medio de un empate heroico y que trascendió a otras generaciones como el hecho deportivo y sociológico mas significativo de la década para nuestro país.

En los 80’, numerosos géneros radiales, como las radionovelas y los programas de humor, comenzaron a desaparecer, pues se presumía que eran géneros más aptos para la televisión.

Podemos concluir que, con el auge de los nuevos medios como la televisión digital y el internet, la radiodifusión en Colombia sigue trabajando para renovar su calidad e impacto en la sociedad. Las emisoras y cadenas transmiten música,  deportes,  charlas radiofónicas, programas culturales y noticias. La radio sigue siendo uno de los medios masivos más importantes, pero sobre todo, el más alerta e inmediato para conocer lo que está sucediendo. Es un medio que acopia a donde otros no, por algo lo sigo reiterando como el medio de comunicación masivo de las masas.