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La radio es aquella que nos permite imaginar aquello que no vemos, crear lo mundos de fantasías que solo nosotros entenderíamos, así que lo invito para que no solo la disfrutemos sino que la analicemos juntos en este blog, creciendo en comunicación e historia, nutriéndonos de esto, Buena Radio "Good Radio"

viernes, 31 de octubre de 2014

DÍAS DE RADIO


Por: Stamato, Vicente

La primera emisora radial en la historia de Colombia comenzó a funcionar en Bogotá, (y no en Barranquilla, como erróneamente se ha dicho y escrito en varias ocasiones), por iniciativa del Gobierno de Miguel Abadía Méndez, último gobernante de la república conservadora.
Cuando en agosto de 1926 el nuevo Presidente organizó su gabinete ministerial, para ocupar la cartera de Correos y Telégrafos nombró al arquitecto y periodista santandereano José de Jesús García, quien recibió un ministerio sumamente activo y pletórico de realizaciones. La Administración anterior, la del general Ospina —la misma que creó el Ministerio de Correos y Telégrafos— le había dado al ramo de las comunicaciones un singular impulso. Continuando con esa política, dieciocho meses después el Ejecutivo dio los primeros pasos destinados a que el Estado colombiano contara con una radiodifusora. Y, al mismo tiempo, elaboró y dio a conocer las normas exigidas para que los particulares instalaran y pusieran en funcionamiento otras de carácter comercial. Con ese propósito, el 18 de junio de 1928 emitió el Decreto Nº 1.182 —primero de su género en el país— cuyo encabezamiento así rezaba: «Por el cual se establecen las condiciones en que el Gobierno puede conceder permisos para la instalación de estaciones transmisoras de perifonía».
El término perifonía, (hoy totalmente olvidado) era por entonces el más popular para designar la novedosa actividad. La perifonía nacional, pues, estaba en marcha en Colombia, impulsada desde el Gobierno y en medio de las expectativas del gran público, ya que solo un selecto y privilegiado sector de la población había podido hasta entonces disfrutar de la sintonía de unas pocas estaciones extranjeras de onda corta mediante el uso de los primeros y costosos receptores llegados al país.
Durante el primer semestre de 1928 el ministro García, con la asesoría de técnicos extranjeros, comenzó a tomar las necesarias y sucesivas decisiones para instalar la emisora denominada HJN. La compra del equipo de onda larga recayó en la empresa alemana Telefunken, representada en Bogotá por la firma Sigilechner y Hugo. A su turno, en terreno fiscal ubicado en las goteras de la capital, en sitio conocido como Puente Aranda, se construyó una pequeña sede donde se instalaría el equipo transmisor y las correspondientes antenas; tarea ésta ultima —complicada para la época— que exigió la celebración el día 4 de abril de un contrato con otro extranjero, el señor E. Altmann, «sobre construcción de los cimientos para las torres de la estación radiofónica de Bogotá».
Recién 114 días después, exactamente el 27 de julio, el Consejo de Ministros emitió «dictamen favorable acerca del contrato» con aquel señor. Pero para dar el siguiente paso —lentitud oficial y dudas técnicas mediante—, fue necesario que transcurrieran doce meses.
Así las cosas, el 3 de julio de 1929 el ministro García suscribió con otro extranjero (el señor A. Tawse Smith, en representación de la Sucesión de F.C.L. Pirkis), el «Contrato sobre arreglo de un salón en el Capitolio Nacional para transmisiones de la estación radiodifusora de Bogotá». Sitio insólito, por cierto, para la instalación del primer estudio radiofónico en el país. El contratista se comprometía a entregar finalizada la construcción, con un costo de 1.300 pesos, el 15 de julio. La fecha establecida respondía al deseo del Ejecutivo de inaugurar la emisora el siguiente día 20, y el ministro así lo había anunciado en varias ocasiones. Pero la promesa no se pudo cumplir. Las críticas arreciaron.
Para informar «acerca de la verdad de este asunto», un reportero de "El Espectador" habló con el técnico contratado por el Ministerio para instalar y poner en funcionamiento la emisora, el alemán Carlos Klemp (figura clave en los siguientes meses de vida del novedosísimo medio). Mediante su enredado español, Klemp informó que todavía faltaban «algunos enseres» para completar la instalación, los cuales debían ser entregados por el Departamento de Provisiones del Ministerio; que su intención había sido salir al aire el pasado 7 de agosto, fecha ideal que tampoco pudo cumplirse. Creía, entonces, que en diez días todo estaría listo...



Agosto de 1929. Edificio principal de la estación radiodifusora de la HJN en Puente Aranda. Chapinero, 1929. Biblioteca Nacional de Colombia

 
Septiembre 5 de 1929. El Ministro de Correos y Telégrafos, José de Jesús García, inaugura desde los estudios del Capítulo Nacional la potente emisora oficial HJN. Chapinero, 1929. Biblioteca Nacional de Colombia

 
Febrero 1 de 1940. El presidente Eduardo Santos pronuncia su discurso de inauguración de la Radiodifusora Nacional desde los modernos estudios de la carrera 17 con calle 26. Cromos, 1940. Biblioteca Nacional de Colombia


Febrero 20 de 1940. Doña Helena Venegas Posada sigue por el radio de su residencia los pormenores del vuelo a Lima de su hijo, el capitán Enrique Concha Venegas. Cromos, 1940. Biblioteca Nacional de Colombia

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Izquierda: La joven escritora Sofía Ospina de Navarro, cuyo escrito sobre Feminismo, publicado en la revista Chapinero, fue difundido para el mundo por varias emisoras internacionales. Chapinero, 1929. Biblioteca Nacional de Colombia.Derecha: José Jesús García.

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Derecha: Daniel Samper Ortega


Febrero de 1940. Edificio de la Radio Nacional sobre la carrera 17 con calle 26. Banco Fotográfico Colombiano.

 
 
Aspecto de los estudios de la Radiodifusora Nacional tras cumplir su primer año de labores. Banco Fotográfico Colombiano.

 
1942. Eduardo Santos lee por la Radio Nacional su discurso de despedida al pueblo colombiano.Banco Fotográfico Colombiano.
La HJN finalmente en el éter
El jueves 5 de septiembre de 1929, en la primera plana de "El Espectador" un pequeño anuncio informaba sobre un singular hecho: «Teatro Caldas, Chapinero. Inauguración de la estación radiodifusora de Bogotá. Los concurrentes de esta noche al Teatro Caldas podrán oír los discursos del señor ministro de las comunicaciones y del R.P. Sarazola. Además, cantos de los señores Umaña y Posada».
Los dueños del teatro, pensando acertadamente en que el acontecimiento radial no podría ser escuchado por la inmensa mayoría de bogotanos carentes de receptores, en la cinematográfica sala habían instalado uno de estos aparatos conectado a dos altoparlantes, y de esta forma «sacarle jugo» a la transmisión con la correspondiente venta de boletas.
Pero además de la comercial invitación, en la última página del periódico una nota informaba lo siguiente: «Hoy, a las seis de la tarde, se verificará el primer concierto de la estación radiodifusora instalada por el Gobierno Nacional cerca del sitio denominado Puente Aranda. La inauguración oficial de esta estación se efectuó a las 11 de la mañana y al acto asistieron, entre otras personas, el ministro de Correos y Telégrafos, el técnico señor Klemp, varios miembros del Congreso y numerosos invitados. El señor ministro de Correos pronunció un corto discurso alusivo al acto, que fue muy aplaudido…
"En el Ministerio de Correos y Telégrafos se nos informó que la estación tiene una onda de 425 metros, que es más bien larga. Las personas que quieran oír los conciertos necesitan un aparato capaz de recibir ondas de 425 metros. El precio de estos aparatos es de $10 a $500, según la clase y se venden en el comercio de Bogotá"
"El Ministerio no tiene aparatos para vender a los particulares… La potencia de la onda es muy grande y puede oírse en toda la República. Durante los ensayos de la estación, verificados en días pasados, los conciertos fueron oídos en ciudades tan distantes como Barranquilla, Cereté y Santa Marta, según telegramas que han llegado al Ministerio… Los conciertos fueron oídos como en los mejores aparatos de Europa y Estados Unidos".
"La estación radiodifusora de Puente Aranda funcionará con los siguientes empleados: Un jefe electricista, un ayudante, un maquinista y su ayudante y dos mecánicos. La hora fijada por el Ministerio para que se lleven a cabo los conciertos es la de las nueve de la noche. Solamente el de hoy se verificará a las seis".
Gracias a la instalación de una serie de altoparlantes en el corazón histórico de la ciudad, esa primera transmisión vespertina de la HJN se convirtió en un verdadero acontecimiento popular, que al día siguiente "El Espectador" así registró: «Un público numeroso y entusiasta escuchó anoche en la plaza de Bolívar el primer concierto de radio dado por la estación radiodifusora oficial de Puente Aranda que tuvo el más completo éxito. También se oyó con absoluta nitidez el discurso inaugural del nuevo servicio pronunciado por el señor ministro del ramo y una interesantísima exposición del director del Observatorio Nacional, R.P. Sarazola, en la cual explicó el desarrollo del nuevo medio de comunicación y las enormes ventajas que tiene como vehículo de cultura y adelanto espiritual y material.
«El ministro de las comunicaciones aprovechó la oportunidad para hacer un elogio desmesurado del Gobierno actual, llegando a decir que el doctor Abadía había sido el más eficaz de los propulsores del progreso y engrandecimiento de la República. Al oír esta estupenda declaración del doctor García, la multitud estalló en una unánime y homérica carcajada que resonó en los muros del Capitolio».




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Derecha: 1940. Rafael Guizado, primer director de la Radio Nacional.

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Izquierda: 1928. Julio F. Benetti, fundador del Club de Radio de Bogotá. Derecha: 1929. Alvaro Soto Del Corral, vicepresidente del Club de Radio de Bogotá. Chapinero, 1928. Biblioteca Nacional de Colombia

 
1941. Radio Cristal llegó a ser la emisora de más sintonía en el país a finales de los 30's y primera mitad de los 40's.Cromos, 1941. Biblioteca Nacional de Colombia
Ecos de la política —¡cuando no!— metida en la vida cotidiana de los colombianos.
Poco a poco, la programación de la emisora fue tomando forma. Ya para el 17 de septiembre utilizaba un formato más o menos básico, fecha en la que justamente "El Espectador" anunciaba la publicación diaria en sus páginas de la programación de la HJN e incluía la siguiente:
El programa de esta noche
I. La transmisión comenzará a las 8:00 en punto con un concierto especial de la Banda de la Policía Nacional cuyo director es el señor Dionisio González. La banda tocará en el salón especial de micrófonos situado en el Capitolio.
II. A las 9:00 la Lira Mozart ejecutará el siguiente programa, organizado por el Almacén Víctor de la plaza de Bolívar: 1º Chapinero, pasillo de J. Morales; 2º La piscina de Buda, intermezzo de Sodtullo y Vert; 3º Este es el hombre, joropo llanero cantado por los hermanos Lozada; 4º Tiplecito de mi vida, torbellino de Alejandro Wills; 5º La favorita y el eunuco, cuento turco de R. Burgos (declamación del señor E. Rossito); 6º El bello sexo, bambuco de Emilio Murillo; 7º Coconito, canción mexicana cantada por los hermanos Lozada; 8º Cacerola, fox popular.
III. Transmisión de noticias nacionales y extranjeras de última hora y de cotizaciones del Banco de Colombia.
IV. Aunque este programa es bastante extenso y rebasa la costumbre de terminar las transmisiones a las diez de la noche, es posible que hoy, con objeto de estimular mejor a los radioescuchas, se ejecuten otros números que todavía no están acordados.


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Izquierda: Abril de 1949. La cadena Ca-ra-col principia con tres emisoras. Semana, 1949. Derecha: Marzo de 1956., El dibujo humorístico entra a formar parte de la guerra por los oyentes.
Apogeo y muerte
Año tras año, la HJN continuó afinando la calidad de su programación, mientras que al mismo tiempo, aunque con lentitud, ampliaba sus horarios de transmisión. Tras un breve período de producción de programas por parte de concesionarios particulares, ya en nombre del Estado fue dirigida sucesivamente por varios personajes nacionales, entre los que con singular brillo se destacó el escritor Daniel Samper Ortega entre 1932 y 1933. Y cinco años más tarde, merced a la indolencia burocrática y unas repetidamente mentadas «deficiencias técnicas», la voz de la primera radiodifusora colombiana terminó por enmudecer.
José Joaquín Castro Martínez, último ministro de Educación de la Administración López Pumarejo (segundo Gobierno de la República Liberal), en el Mensaje al Congreso de 1938, a manera de «partida de defunción» hizo la que tal vez fue la última mención de la HJN en un documento oficial, con estas pocas palabras: «…Pero como nuestro pueblo analfabeto es la parte más necesitada, y justamente aquella donde el libro, si llegare, no tiene acción alguna, desde mucho tiempo he venido sosteniendo la necesidad de suministrar a la Biblioteca Nacional para su campaña de cultura popular las muletas de la radio y de la cinematografía educativa. En años anteriores ensayamos con éxito sorprendente la radiodifusora HJN; pero tuve que abandonarla por deficiencias de la maquinaria…».
El turno de la Radiodifusora Nacional
Durante los dos últimos años del Gobierno de López Pumarejo las inquietudes relacionadas con la instalación de una nueva emisora estatal fueron creciendo. Estudiado con atención un proyecto elaborado al respecto, con un costo estimado en 300.000 pesos, su financiación resultaba en ese momento imposible. Fue entonces cuando Gustavo Santos, director nacional de Bellas Artes, (inquieto y creativo intelectual, hermano de Eduardo Santos, encumbrado dirigente liberal y propietario de El Tiempo) le dijo un día al Presidente López, quien no había dejado de pensar en el proyecto: «Yo le hago la radiodifusora con la plata que haya». Y la hizo. Con su admirable actividad y el entusiasmo que don Gustavo ponía en su actividad oficial, tomó el proyecto en sus manos, mandó hacer nuevos cálculos de acuerdo con las circunstancias, movió obstáculos, estudió detenidamente los aspectos técnicos, y contando en todo momento con el apoyo del Ejecutivo, dio los primeros y fundamentales pasos para el montaje de la estación.
Estación que le tocó inaugurar justamente al doctor Eduardo Santos (tercer Presidente de la República Liberal, 1938-1942), el jueves 1º de febrero de 1940, a las ocho de la noche, acompañado por el ministro de Gobierno, Alfonso Araújo, en concurrida y elegante ceremonia que tuvo lugar en el flamante edificio de la emisora, construido especialmente, y localizado sobre la avenida Caracas.
En el discurso de rigor, el Presidente Santos expresó con evidente satisfacción:
«Esta radiodifusora pertenece a la nación colombiana, y ha de estar siempre a su exclusivo servicio. Estarán excluidas de ella las polémicas personales, las voces de discordia, las propagandas interesadas. Sus únicos propósitos son trabajar por la cultura nacional en todos los órdenes, colaborar con universidades, colegios y escuelas en intensas labores de enseñanza, contribuir a la formación del gusto artístico —con programas cuidadosamente preparados— y dar una información absolutamente serena y desapasionada, totalmente objetiva, que lleve a todos el reflejo fiel de los hechos que pasan».
Y más adelante, agregó: «Esta estación quiere ser un elemento de optimismo, de fe en la acción, de alegre confianza en los destinos de la patria. Quiere ser algo como un reflejo de la energía colombiana, que no desconoce las grandes dificultades que a nuestro progreso se oponen, que sabe los peligros que puedan amenazarla en el presente y en el futuro, que aprecia con claros ojos lo muchísimo que aún nos falta, pero a la cual no arredran las dificultades del futuro por que para vencerlas le da fuerza sobrada el examen de lo que ha realizado en el pasado. El sol que en otros lugares declina, apenas comienza a alumbrar nuestras tierras, y empieza su vida. Así lo siento yo, y por eso creo que esta Radiodifusora Nacional ha de representar el criterio y la voz de esta juvenil patria nuestra, sana, fuerte y sensata».
A continuación, el ministro Araújo, entre otros conceptos, manifestó: «En primer término debo mencionar al señor Gustavo Santos, quien como director de Extensión Cultural y Bellas Artes, inició con grande entusiasmo y actividad el desarrollo de los proyectos del Gobierno; y a Arcadio Dulcey, quien le sucedió en dicho cargo y ha llevado inteligentemente este empeño hasta su real culminación. No deben olvidarse tampoco los nombres del doctor Rafael Guizado, dinámico y talentoso jefe de la estación; el doctor José M. Ospina, arquitecto que construyó los edificios de la misma, ni los de los señores Mario Camargo, gerente lde a casa con la cual se contrató el suministro y montaje de estos magníficos equipos, y Erick Ross, ingeniero jefe de la misma».
Primer positivo balance
Al cumplirse el primer año de actividades, el escritor y director de la Radiodifusora Nacional, Rafael Guizado, podía sentirse orgulloso del recuento de su labor y la de sus más inmediatos colaboradores (entre los cuales se destacaba Bernardo Romero Lozano): Diez horas diarias de transmisión, para un total de 3.200 dedicadas a «programas selectos, variados, atrayentes, serios y divertidos», preparados por un selecto equipo de colaboradores; intelectuales de gran prestigio, como por ejemplo Rafael Maya (curso de literatura colombiana), León de Greiff y Otto de Greiff (crónicas musicales), Jorge Zalamea (curso de literatura universal), Arturo Camacho Ramírez (crónica poética), Carlos Martín, (actualidad literaria), Gerardo Valencia, (crónica cinematográfica), Jaramillo Giraldo (crónica histórica), Víctor Mallarino (reportajes), Oswaldo Díaz (crónica teatral).
Y, además, la actuación semanal del grupo de radioteatro dirigido por Hernando Vega Escobar, con la puesta en el aire de obras de autores colombianos y extranjeros; y por supuesto, la transmisión de variados programas musicales, tales como conciertos de la Orquesta Sinfónica Nacional en el Teatro Colón, especiales de música de cámara bajo la dirección del maestro Espinosa, conciertos del cuarteto clásico de cuerdas, o de la Banda Nacional dirigida por el maestro Rozo Contreras; y también de música típica nacional, a cargo del conjunto de cuerdas dirigido por el maestro Wills.



Octubre de 1956. Los principales promotores de dos grandes cadenas, William Gil Sánchez, de Caracol, y Enrique Ramírez Gaviria, de RCN. Dibujo de Maz Henriquez, Semana, 1956.
Ondas que se evaporan
Tras la exitosa gestión de Guizado, por la Dirección de la emisora pasaron —entre otros— Fernando Plata Uricoechea, «rosado, juvenil, emprendedor, lector apasionado de los periódicos americanos, comentador de los hechos económicos»; luego Fernando Charry Lara, «poeta del pospiedracielismo, intelectual de muchas disciplinas, introductor a Colombia de los bellos versos de Vincent Aleixandre»; más tarde Carlos López Narváez. «loco, poeta, traductor, músico y abogado»; en 1951, durante el Gobierno de Laureano Gómez, el periodista bogotano Arturo Abella, doctorado en filosofía y letras, que llevó a la emisora muchas caras nuevas, azules en su mayoría, y otras del clero; con la Administración del general Rojas Pinilla, entró en escena el más joven de los directores, Fernando Gómez Agudelo, de 22 años, secundado por la experiencia de Romero Lozano; durante el Gobierno de Ernesto Samper, se destacó el eximio y experimentado hombre de radio Jimmy García…
Con la sucesión de estos cambios directivos, otros de índole institucional fueron también afectando —para bien o para mal—, la vida de la emisora: entre 1940 y 1950 fue dependencia del Ministerio de Educación y luego pasó al de Gobierno; en 1952 se acercó un poco más a la Presidencia de la República, como filial de la Oficina de Información; a partir de 1957 formaba parte del Departamento Nacional de Radiotelevisión, dependiente en forma directa de la Presidencia; y años después formaba parte del llamado Instituto Nacional de Radio y Televisión (Inravisión).
A principios de los años noventa, los equipos de onda corta de la estatal emisora comenzaron a descomponerse con demasiada frecuencia y terminaron por dejar de funcionar. La voz internacional de Colombia desapareció del éter, simultáneamente con la reducción del número de sus repetidoras nacionales, la desidia gubernamental y la intemperancia de los trabajadores de Inravisión. Y ya a finales del agitado siglo pasado los augurios sobre el futuro de la enferma Radiodifusora Nacional de Colombia eran, sencilla y tristemente, de pronóstico reservado…
De pasajeras cadenas publicitarias a estructuradas cadenas empresariales
Tras la promulgación del decreto del Gobierno de Abadía Méndez, determinante de las condiciones para la instalación de «estaciones de perifonía», muy pronto comenzó a aparecer en Colombia una nueva clase de empresarios dedicados al prometedor negocio de la radiodifusión.
En la capital de la República —por ejemplo— la primera emisora de ese tipo inició actividades el 14 de enero de 1930, gerenciada por don Alfredo Carreño bajo el extranjerizante nombre de Universal Radio Corporation, e identificada por las letras HKC; y ya para 1938 habían llegado a la media docena: Alford, HKF, La Voz de la Victor, Colombia Broadcasting, La Voz de Colombia y Ecos del Tequendama.
Seis años después, mediados de los cuarenta, a nivel nacional el Ministerio de Correos y Telégrafos registraba un total de 71 estaciones funcionando en 27 centros urbanos (ver recuadro). Tal proliferación produjo entonces un novedoso fenómeno: la transmisión de ciertos programas —organizados generalmente por agencias de publicidad o departamentos de mercadeo de grandes compañías—, a través de cadenas circunstanciales y pasajeras formadas por emisoras de diferentes ciudades y propietarios, según el interés regional o nacional de tal o cual producto, entidad o empresa.
De los numerosos casos que de esa modalidad tuvieron lugar, veamos solo tres ejemplos:
• 19 de febrero de 1941. Programa ofrecido por la Federación Nacional de Cafeteros, «para iniciar una intensa campaña en pro del mayor y mejor consumo del café dentro del territorio de la República, con la colaboración de la orquesta Emilio Murillo de La Nueva Granada, bajo la dirección del maestro Francisco Cristancho. Por la Radiodifusora Nacional en cadena con las estaciones La Nueva Granada, La Voz de Colombia, La Voz de Bogotá y Emisores Unidas de Barranquilla».
• 28 de febrero de 1945. «Esta noche a las 8:30 p.m. La Cadena de la Suerte, novedad radial que presenta al país la Lotería Extraordinaria de Girardot. Atracciones, concursos, premios. Emisoras: La Voz de Colombia, La Voz de Bogotá, Radio Girardot. Animador: Tocayo Ceballos. El programa se origina en el Radio-Teatro de La Voz de Bogotá, carrera 6ª Nº 14.88».
• 6 de mayo de 1945. «Los Profesores del Aire, el más ingenioso programa radial de Colombia. Valiosos premios en efectivo para el público oyente de todo el país. Hoy domingo 9:00 a 9:30 p.m. Ofrecido al público de Colombia por las principales emisoras y por Propaganda Época Ltda., la gran agencia de avisos de Bogotá y Medellín, para demostrar el alto grado de entretenimiento y cultura a que ha llegado el país».
Programa que demostraba también la cobertura nacional alcanzada por estas efímeras cadenas a través de once emisoras localizadas en otras tantas ciudades del país (Bogotá, Medellín, Barranquilla, Cali, Pereira, Cartagena, Manizales, Bucaramanga, Tunja, Neiva e Ibagué).
Estas exitosas experiencias condujeron inevitablemente a varios empresarios a pensar en uniones permanentes. Dos de ellos —William Gil Sánchez y Enrique Ramírez Gaviria— inquietos promotores de las que, en corto tiempo, se convertirían en las dos grandes cadenas de la radiodifusión privada en Colombia. Nacidas casi simultáneamente, pocos meses después del destructor estallido popular del 9 de abril de 1948. Trágico suceso que motivó al Gobierno Nacional a «meter en cintura», mediante severa reglamentación, a las emisoras radiales acusadas de haber contribuido en ese nefasto día a «echar leña al fuego» con comentarios subidos de tono e incitaciones irresponsables.
Contrapunteo de eslabones microfónicos
La Cadena Radial Colombiana (Caracol), creada inicialmente por la fusión de las emisoras Voz de Antioquia y la bogotana Nuevo Mundo, comenzó a funcionar desde 1948 por iniciativa de William Gil Sánchez. Y el 18 de marzo de 1950 quedó formalmente constituida como sociedad comercial, con la integración de otras dos estaciones. Los firmantes de la histórica escritura fueron Gil Sánchez (Voz de Antioquia), Fernando Londoño Henao (Nuevo Mundo, de Bogotá), Rafael Roncallo (Emisoras Unidas, de Barranquilla) y H. S. Simmons (Radiodifusora de Occidente, RCO, de Cali).
Como dato curioso, vale la pena recordar que Nuevo Mundo había nacido a finales de los años treinta con el nombre de Radio El Liberal por iniciativa de los ex presidentes de la Republica Alfonso López Pumarejo y Alberto Lleras Camargo, con el claro propósito de «competir» ideológicamente con la “godísima” Voz de Colombia.
En 1956 las emisoras afiliadas a Caracol llegaban a 16, entre las que, además de las cuatro fundadoras, figuraban Ecos del Combeima (Ibagué), Ondas del Gualí (Honda), Radio Bucaramanga, La Voz de Cúcuta, La Voz Amiga (Pereira), Emisoras Fuentes (Cartagena), Ondas del Puerto (Girardot), La Voz de Armenia, Ecos de Pasto, Radio Neiva, Radio Manizales y La Voz de Santa Marta.
Radio Cadena Nacional (RCN) fue formada por iniciativa de los hermanos Enrique y Roberto Ramírez Gaviria y Rudesindo Echavarría (presidente de Fabricato) mediante la unión de las emisoras Nueva Granada, de Bogotá, y la Voz de Medellín. Más tarde vincularon a sus objetivos a un grupo de importantes empresas industriales y a varias otras radiodifusoras.
A mediados de los años cincuenta, además de las dos emisoras fundadoras, RCN era propietaria de Radio Pacífico (Cali), La Voz de Pereira y Radio Santander (Bucaramanga), y contaba con otras 15 con el carácter de afiliadas instaladas en las ciudades de Bogotá, Medellín, Girardot, Ibagué, Barranquilla, Cartagena, Santa Marta, Armenia, Manizales, Cartago, Buga, Palmira, Neiva, Popayán y Pasto.

Los años dorados
Los cincuenta y sesenta, y parte de los setenta, del pasado siglo XX pueden considerarse como los años dorados de las grandes cadenas, por la variedad y calidad de su programación y los adelantos técnicos de sus emisoras. Años que marcaron, por ejemplo, el apogeo de los grandes programas en vivo —musicales, teatrales, de concurso, de variedades—, irradiados para todo el país desde confortables y concurridos radioteatros. Años que fueron, también, testigos del inicio de la conformación de verdaderos equipos noticiosos, integrados por voces y especialistas de gran profesionalismo que lograron colocar al periodismo radial colombiano entre los mejores de Hispanoamérica.
Durante los años setenta, obligadas ya por la competencia de la televisión (que había hecho su aparición en junio 1954), las grandes cadenas (y la radiodifusión en general) comenzaron inevitablemente a variar su programación. Poco a poco, los populares programas en vivo fueron desapareciendo, y entrando en los años ochenta, la mediocridad y la falta de creatividad iniciaron la invasión de las ondas radiales. Con excepción de algunos grandes noticieros, que sí mantuvieron y aumentaron su profesionalismo (aunque «estirados» artificialmente en sus horarios para atender la creciente y abultada pauta publicitaria), el resto de la programación se contrajo, en general, a la transmisión de grabaciones musicales (aparecieron las emisoras especialistas en tal o cual tipo de ritmo al servicio del consumismo fonográfico, eficientes promotoras de la destrucción del buen gusto entre sus oyentes). En uno u otro caso, alternadas o intercaladas, juntas o separadas con equipos de parlanchines que, en medio de un desorden general, de voces disonantes que se interrumpen una y otra vez, durante horas se ocupan de una enorme variedad de temas, de concursos o de llamadas de oyentes absolutamente intrascendentes e inútiles, de boberías sin fin, en ocasiones utilizando un lenguaje chabacano, acompañados por la transmisión de cuñas publicitarias, directas o indirectas, subliminales o descaradas, de pócimas milagrosas, medicamentos de dudosa eficacia, tratamientos de belleza o variados servicios de charlatanes, especialistas en vivir del cuento.
Epílogo
En marzo de 1932, al ser nombrado el escritor Daniel Samper Ortega director de la HJN, un editorial del periódico "El Espectador", entre otros conceptos, con ilusión patriótica expresaba: «Orientadas con un criterio razonable que alternen el sentido práctico y el buen gusto, las estaciones radiodifusoras pueden desempeñar en el desarrollo de la cultura del país un papel tan importante como el de los colegios y universidades; y acaso más ameno que el de éstos, especialmente en las clases trabajadoras que no disponen de dinero ni de tiempo para asistir a los establecimientos de educación, oficiales o particulares, el radio llena una misión didáctica cuyo alcance benéfico difícilmente podríamos meditar. Esto precisamente es lo que hace imperiosa la necesidad de que en su empleo se proceda atendiendo no sólo a sus cualidades amenas, sino ante todo, a su influjo educador».
Evidentemente, soñar no cuesta nada.
Título: Días de radio
Palabras clave: ColombiaEmisorasHistoriaRadio
Temas: EmisorasHistoriaRadio
Lugar: Colombia

FUENTE:
http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/revistas/credencial/junio2005/radio.htm

LA RADIO DIFUSIÓN EN COLOMBIA Y SU IMPACTO SOCIAL

El impacto que ha tenido la radiodifusión en Colombia ha sido categórico para el desarrollo sociológico del país, pues esta ha influido tanto que ha jugado un papel importante y ha estado presente en los hechos trascendentales del pasado siglo XX.
Soldados en La Guerra de los Mil Dias
Colombia al terminar el siglo XIX experimento cambios sociológicos profundos; factores como la Guerra de los Mil Días, la separación de panamá, el analfabetismo, la ‘mula’ como medio de transporte, el planteamiento del esquema social urbano u otros factores, atascaron el desarrollo social del país.
La modernización del estado colombiano llegaría en el siglo XX y el país viviría nuevamente intensos y prolongados conflictos violentos. A pesar de esto, el país registro importantes índices de crecimiento económico y su democracia tuvo mayor continuidad que la de otros países suramericanos.
En el periodo comprendido entre la perdida de panamá y la depresión de la economía mundial (1930), el país se consolida y logra una estabilidad económica.
Miguel Abadía Mendez

Cuando la a radiodifusión ingresa a nuestro país,  fue el presidente Miguel Abadía Méndez quien inauguró, en 1929, la primera radiodifusora en Colombia, llamada HJN. Unos meses más tarde nace, con el nombre de La Voz de Barranquilla, la primera emisora comercial de Colombia, la instalaciones necesaria para mejorar las comunicaciones había sido situada, en el año de 1923, por la empresa Marconi Wireless Co. Única empresa en el país que llevó a cabo esta tarea.

La radio empieza a destacarse paulatinamente como el único medio masivo de comunicación entre los colombianos, donde las familias se reunían en horas especificas entorno al receptor de radio, el cual informaba, formaba y entretenía a la sociedad de en esa entonces.
La radio colombiana tiene entonces su primera gran hazaña informativa en el año 1935, cuando la caída de un avión de Scadta en el aeropuerto de Medellín, donde mueren el cantante de tango argentino Carlos Gardel, conocido mundialmente como el ‘zarzal’ criollo. El país nuevamente vive otra etapa de violencia, esta vez la sangrienta guerra entre los  partidos tradicionales del país, el conservador y el liberal en la década de los 30’, el gobierno prohíbe a las emisoras narrar noticias políticas, sancionándose a todas aquellas que incumpliesen la ley, sin duda alguna la sociedad se ve represiva y hostigada gracias a este hecho.
Años más tarde, en los albores de la Segunda Guerra Mundial, comenzaron a llegar, a través de las señales de onda corta, mensajes provenientes de Alemania y de otros países que hablaban sobre la inminente guerra, lo que hizo que la sociedad latinoamericana entendiese el gran poder que tenía la radio a nivel mundial, aun a pesar de no haber participado directamente en la contienda.
Jorge Eliecer Gaitán
Otro suceso significativo para que la radio colombiana tuviese impacto total entre las masas colombianas, fue la transmisión de discursos y consecuente muerte del caudillo liberal Jorge Eliecer Gaitán, lo cual desata el 9 de abril de 1948, una ola de violencia en las principales ciudades del país. Este hecho, posteriormente origina el famoso Bogotazo, y además un nuevo formato radial, el radio – reportaje ó radio – periodismo.
A finales de la década de los 40’, surgen las cadenas radiales culturales y paralelamente se originan las cadenas radiales como Caracol, RCN yTodelar, unas alternativas de la radiodifusión para la ciudadanía colombiana.
Surgen fenómenos sociológicos, comienza la Guerra Fría, periodo bipolar y armamentístico entre las naciones de EE.UU y la desaparecida URSS, la Guerra de Corea, causo impacto la sociedad colombiana, pues nuestro país envío un batallón de guerra en respuesta a un llamado de las Naciones Unidas, consecuentemente se informaba del avance patriota en tierras orientales.
Logo de Chile 62'
En deportes con el inicio del fútbol profesional colombiano y en el ciclismo La Vuelta Colombia, se convirtió en una  manifestación de multitudinario recibimiento y ganándose infinitos seguidores en las regiones colombianas las cuales recorrían, cambiando el formato radial tradicional al deportivo. El mundial de Chile 62, marco otro hito para el deporte colombiano, la transmisión del partido Colombia vs URSS, el resultado final fue 4-4, por medio de un empate heroico y que trascendió a otras generaciones como el hecho deportivo y sociológico mas significativo de la década para nuestro país.

En los 80’, numerosos géneros radiales, como las radionovelas y los programas de humor, comenzaron a desaparecer, pues se presumía que eran géneros más aptos para la televisión.

Podemos concluir que, con el auge de los nuevos medios como la televisión digital y el internet, la radiodifusión en Colombia sigue trabajando para renovar su calidad e impacto en la sociedad. Las emisoras y cadenas transmiten música,  deportes,  charlas radiofónicas, programas culturales y noticias. La radio sigue siendo uno de los medios masivos más importantes, pero sobre todo, el más alerta e inmediato para conocer lo que está sucediendo. Es un medio que acopia a donde otros no, por algo lo sigo reiterando como el medio de comunicación masivo de las masas.

miércoles, 29 de octubre de 2014

RADIO SUTATENZA, IMPACTO QUE AÚN HACE MELLA EN LAS RADIOS CULTURALES DE COLOMBIA.



Radio Sutatenza: puntos de partida para una historia 

En 1947, el sacerdote José Joaquín Salcedo inicio desde la pequeña parroquia de Sutatenza, un pueblo ubicado en el corazón del valle de Tenza (Departamento de Boyacá, Colombia), un proyecto de escuelas radiofónicas, bajo una organización denominada Acción Cultural Popular, ACPO que mantuvo una importante presencia entre 1954 y 1978 y terminó en 1989 cuando Caracol Radio compró la emisora.
Los programas de formación a campesinos se continuaron en los Institutos de formación en Sutatenza hasta 1994, cuando ACPO suspendió estas actividades.El proyecto de radiodifusión tuvo como objetivo la educación no formal de los campesinos con una filosofía de lo que en su momento se entendía como desarrollo integral para su propio bienestar. La escuela radiofónica no se restringía  a la emisión del discurso de un profesor pues el programa se apoyaba por un lado en cartillas diseñadas para ser seguidas por los grupos de oyentes, con la participación de líderes campesinos voluntarios preparados en los institutos (25.000 entre hombres y mujeres pasaron por el Instituto en Sutatenza entre 1954 y 1994) y en otros casos por personas de la comunidad que tuvieran un poco más de formación. Además y esto es muy importante, se estableció una nutrida correspondencia escrita entre las comunidades y los coordinadores del programa, de manera que diariamente se recibían más de cien cartas de los oyentes.
En 1948 Radio Sutatenza obtuvo licencia de funcionamiento con una potencia de 100 vatios que en elevó al año siguiente a un kilovatio que llegaba a los mil transistores de onda media y corta vendidos inicialmente como parte del proyecto. En 1955 llegó a 30.000 receptores y se había creado 9.000 escuelas radiofónicas. A comienzos de los años cincuenta se hizo la primera conceptualización reunida luego en un documento conocido como Libro azul.
En 1969, la emisora pasó a 600 kilovatios y de media hora diaria a 19 horas al día, con cinco centros de transmisión (Bogotá, Cali, Medellín, Barranquilla y Magangué) que cubrían prácticamente la totalidad del país. La preparación de los programas involucraba a grupos de personas que correspondían a los cinco campos definidos para la formación integral: Alfabeto, Número, Salud, Economía y Trabajo, y Espiritualidad (ver muestras de los programas en el disco El campo de la radio). Se diferenciaban dos niveles, uno básico de alfabetización y enseñanza de las operaciones aritméticas, que era de media hora diaria y duraba 90 horas, y otro progresivo, de educación fundamental integral, de una hora diaria que duraba dos años. La emisión de este se repetía tres veces al día. Además de difundir los conocimientos fundamentales sobre agricultura, economía doméstica, higiene y salud, se desarrollaron campañas específicas tales como  Conservación del suelo, Mejoramiento de la Vivienda, Salud preventiva, Nutrición, Recreación y Procreación responsable.
La nueva programación propuesta en un documento que ha sido llamado Libro rojo, incluyó, además de los cursos, una franja de noticieros, y otra de entretenimiento. Se creó un grupo de reporteros que recogían noticias de las distintas regiones, de distintas comunidades y les daban resonancia en todo el país. Además permitieron la participación de los campesinos en debates sobre temas de importancia nacional de manera que sus voces tuvieran cierta presencia en la formación de la opinión pública. En los horarios de entretenimientos se difundió la música popular, programas de humor y se produjo y emitió una serie de radionovelas. En todas las franjas se siguió el lema “ningún programa sin contenido”.
Un mes después de estar funcionando la nueva programación se inició una encuesta a los oyentes para medir el impacto. Se recibieron 92.749 cartas de respuesta a la encuesta, un promedio de 100 por municipio.
Entre 1968 y 1994, ACPO trabajó en conjunto con el Gobierno Nacional para la implementación de proyectos de desarrollo rural (específicamente con el Departamento de Planeación Nacional, el Ministerio de Agricultura, el ICA, la Caja Agraria y el Sena) y con el Ministerio de Comunicaciones y el Ministerio de Educación para ampliar el sistema de educación a distancia y fortalecer los procesos de educación de adultos (Capacitación Popular, 1968, y programa Camina y creación de la Universidad a Distancia, 1982-1986).
Para la implementación del programa educativo ACPO contó durante su historia con el apoyo de diferentes instituciones internacionales: para el desarrollo de los contenidos de la Educación Fundamental Integral y la producción de las cartillas recibió la asistencia de la Unesco a través de educadores, al igual que de miembros de la Congregación de Hermanos Cristianos, enviados desde Francia. Para el diseño, instalación y mantenimiento de la red de emisoras, recibió la asistencia técnica de Philips y del gobierno holandés, al igual que de RCA de los Estados Unidos. Para la financiación la impresión de las cartillas y documentos contó con el apoyo del gobierno y de la iglesia alemana a través de sus agencias de cooperación internacional. Con el apoyo económico de las agencias católicas alemanas Misereor y Adveniat, de Cebemo de Holanda, de Secours Catholique de Bélgica y de Catholic Relief Services de los Estados Unidos se otorgaron becas completas (educación y manutención) a 20.000 jóvenes campesinos que se formaron en los institutos campesinos y para los cursos de formación de expertos en educación radiofónica provenientes de trece países latinoamericanos: México, Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina.
Es importante destacar que el modelo de ACPO se convirtió en referente para muchas emisoras radiales de América Latina, que lo utilizaron para la implementación de programas de educación y  desarrollo rural realizados por la Fundación Radio Escuela para el Desarrollo Rural (FREDER) en Osorno, Chile; el Instituto de Cultura Popular (INCUPO) en Reconquista, Argentina; las Escuelas Radiofónicas Populares de Ecuador (ERPE); Radio Onda Azul en Puno, Perú; la Asociación Cultural Loyola (ACLO) en Sucre, Bolivia; Radio Occidente en Tovar, Venezuela y las Escuelas Radiofónicas de Nicaragua, emisoras que posteriormente se afiliarían a la Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica (ALER). Esta Asociación se constituyó el 22 de septiembre de 1972 en Sutatenza como resultado del Segundo Seminario de Directores de Escuelas Radiofónicas de América Latina convocado por ACPO, con sede primero en la Argentina y posteriormente en Quito, Ecuador.
Las cifras que se presentan a continuación muestran tanto la importancia del proyecto educativo como su cobertura:
  • Se distribuyeron 6.453.937 cartillas de Educación Fundamental Integral en 955 municipios del país.
  • El periódico El Campesino editó 1.635 números consecutivos para un total de 75.749.539 de ejemplares.
  • Se respondieron 1.229.552 cartas provenientes de los alumnos y oyentes de las emisoras y de los lectores del periódico.
  • Se formaron 20.039 dirigentes campesinos
  • Se realizaron 4.365 cursos de extensión en 687 municipios del país.
  • Las emisoras de la cadena de Radio Sutatenza transmitieron programas durante un total de 1.489.935 horas.
  • Se repartieron 690.000 Disco Estudios en conjunto con 170.000 cartillas, las cuales se hicieron llegar a 687 localidades.
Problemas económicos y administrativos, así como las polémicas y conflictos generados con la jerarquía eclesiástica por la campaña de la procreación responsable; las difíciles relaciones con algunos sectores políticos y gubernamentales por su independencia y planteamientos frente al desarrollo del sector rural y campesino en el país[1]; y el gran desarrollo de los medios de comunicación comerciales (radio y televisión) en la década de los ochenta llevaron a la pérdida de influencia de la emisora y a su gradual desaparición. El proyecto finalizó en 1994, fecha en la cual Radio Sutatenza fue clausurada y sus instalaciones vendidas a la red de emisoras comerciales colombiana, Cadena Caracol.
La colección documental de este proyecto educativo está conformada por más de 100.000 documentos producidos por la Fundación Acción Cultural Popular (ACPO) entre 1947 y 1994 para la formación no escolarizada de adultos campesinos de Colombia a través de las escuelas radiofónicas de Radio Sutatenza. Durante los 47 años de actividad se utilizó la radiodifusión, el periodismo y diferentes metodologías de comunicación interpersonal y masivas para capacitación participativa mediante un proyecto pedagógico titulado “Educación Fundamental Integral”, con los siguientes objetivos básicos: 1. Motivación del campesino hacia el desarrollo; 2.  Promoción humana (bienestar físico, intelectual, espiritual); 3.  Integración del campesino dentro de la sociedad; 4. Organización y desarrollo de la comunidad; 5. Productividad (promover el incremento de la productividad); y 6. Desarrollo de la espiritualidad.
Los ítems que la componen contienen grabaciones con el audio de los programas que transmitió la emisora, los guiones que se usaron, la colección completa del periódico El Campesino, los discos de acetato o vinilo con grabaciones para las escuelas radiofónicas y de campañas adelantadas (las de Reforma Agraria y Procreación Responsable fueron las más importantes), gran cantidad de publicaciones impresas, así como documentos de registro del programa educativo (hojas de vida, fotografías, diapositivas, sonovisos, películas de 16 mm, y videocasetes) y un gran acervo de correspondencia.

ACPO decidió que esta invaluable fuente documental debía estar al servicio del público e investigadores y lo donó a la Biblioteca Luis Ángel Arango de la República. Los documentos que lo conforman ofrecen un registro extraordinario de múltiples voces, música, usos, costumbres, creencias, actividades económicas, religiosas y de entretenimiento de numerosas comunidades del país, lo que le da un valor incalculable como acervo del patrimonio intangible y como fuente para la producción de conocimiento sobre nuestros procesos sociales y culturales.

FUENTE:
http://www.banrepcultural.org/radio-sutatenza

lunes, 27 de octubre de 2014

ROSA MARÍA ALFARO


Comunicadora peruana, Licenciada en educación e investigadora. Rosa María Alfaro Moreno fundó y dirigió la Asociación de comunicadores Sociales Calandria. Desde 1979 hasta la actualidad ejerce como Profesora de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Lima dictando los cursos de Producción y Realización Radial; y coordina la especialidad Comunicación y Desarrollo de esta institución. Durante diez años se desempeñó como docente en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. En los años 60 fue asesora Nacional de la Juventud de Estudiantes Católicos y tuvo a su cargo la Presidencia Nacional de la Unión Nacional de Estudiantes Católicos. Desde 1991 y hasta 1995 coordinó el Programa de Comunicación Popular del Consejo de Educación de Adultos de América Latina (CEAAL), época durante la cual la Red Latinoamericana de Comunicación Popular a la que servía se desintegró, convirtiéndose el Programa en un espacio de discusión y reflexión académica. Actualmente, forma parte del directorio de Milenia Radio y, desde 1999, es miembro del Consejo Directivo de la Veeduría Social de la Comunicación, consultoría ciudadana que se ocupa del monitoreo de medios y que tiene como objetivos principales generar espacios de diálogo y debate entre los medios y la ciudadanía, desarrollar una evaluación permanente sobre la calidad y el desempeño público de los medios y contribuir a una mejor educación de la sociedad peruana para ejercer el Derecho a la Comunicación. Fue fundadora y participante activa de tres instituciones especializadas en Comunicación Social: el Colectivo Radial Feminista, la Veeduría Social de la Comunicación y la Asociación de Comunicadores Sociales Calandria. Asimismo, ha participado como ponente en varios foros nacionales, latinoamericanos y europeos, sobre la responsabilidad ciudadana en el fortalecimiento de las instituciones y la importancia de la comunicación, la democracia, la equidad de género y el desarrollo.

textos del autor:
La comunicación como relación para el desarrollo (Fragmento de Una comunicación para otro desarrollo, Calandria, Lima, 1993, Págs. 27-39). Ver online
Culturas populares y comunicación participativa: en la ruta de las redefiniciones. Ver online
Politizar la ciudad desde comunicaciones ciudadanas, Diálogos de la Comunicación, núm. 65, 2002. Ver online
¿Participación para qué? Un enfoque político de la participación en comunicación popular, Diálogos de la Comunicación, Edición 22, 2005.Ver online
La pugna por la hegemonía cultural en la radio peruana, Diálogos de la Comunicación, Edición 18, 2005. Ver online
FUENTE:
http://educacion-comunicacion.wikispaces.com/Alfaro%2C+Maria+Rosa


martes, 14 de octubre de 2014

RADIO JUVENIL

La radio juvenil, ¿buena o mala?, juzguen ustedes, pero la falta de creatividad  han dejado como resultado muchas críticas a la nueva generación de radialistas y comunicadores, que no precisamente han sido buenas, lo que ha convertido a la radio juvenil en una muy controversial.

NACIMIENTO DE LA RADIO JUVENIL EN COLOMBIA


Fueron los protagonistas del boom radial en los años 80 y 90 ¿Cómo se convirtieron en El boom de la radio juvenil colombiana en los años ochenta desató pasiones, creó fidelidades insospechadas, abrió oportunidades para nuevas carreras que involucró a ejecutivos, empresarios, cantantes, periodistas, y claro, cadenas radiales que vieron en la juventud un público hasta entonces relegado en el mejor de los casos, y la puso en el centro de los intereses, tanto comerciales como musicales y comunicativos. Puede decirse, que fue un gran negocio. Un éxito que intenta replicarse en la radio de hoy.
¿Qué ha pasado con la radio juvenil? ¿Qué piensan quienes hicieron parte del boom en los años ochenta y noventa sobre las emisoras y la oferta radial de hoy? ¿Será que la radio juvenil se quedó estancada en el reggaeton que manda la parada en el mercado musical de hoy?
En la radio no se sabe qué va a ocurrir
Los que hicieron parte de la radio juvenil están hoy en la radio informativa. “Es que envejecimos haciendo radio para jóvenes, ya no somos los mismos”, dice Deysa Rayo.
Si repasamos los nombres de quienes hicieron parte del boom de la radio juvenil; Oscar ‘Tito’ López, El Capi, Deysa Rayo, ‘Papuchis’, Alejandro Villalobos, los hermanos Nieto, Alejandro y Andrés, Martín de Francisco y Santiago Moure, todos están en la emisoras básicas –o en sus proyectos personales-, informativas, donde la noticia es el centro de gravedad. Tal vez, la excepción sea Alejandro Villalobos, quien continúa al frente de La Mega. 
Eran otros tiempos. Hoy no es necesario comprar discos para disfrutar la música que nos gusta o que es de nuestro interés. La música está en todas partes gracias a los nuevos medios. La gente joven pertenece a la generación del I (IPod, IPad, IPhone), una generación del “Yo”, que tiene en la figura de Steve Jobs al forjador de una nueva civilización. Y en la Internet la posibilidad de escoger los contenidos que les interesa.  Ya no dependen  de lo que programen otros. La decisión, como señalaba Oscar ‘Tito’ López, “está en mis manos, al alcance de un botón”.
La llamada ‘Radio Juvenil’ nació cuando el rock en español crecía con fuerza en el continente de la mano de un grupo de empresarios, periodistas y cantantes que tuvo un punto de inflexión, con fecha y lugar: el ‘Concierto de Conciertos de Bogotá’, que se hizo en septiembre de 1988. Hoy queda el vestigio de la fórmula que hizo de los protagonistas de la radio juvenil estrellas de los medios, al punto, como comentaba Gabriel de las Casas, “de creernos más importantes que los mismos cantantes, nosotros éramos los protagonistas. La gente en la calle así nos lo hacía saber”.


En busca de los fabricantes de éxitos

El boom de la radio juvenil se dio en medio de una nación agobiada por toda clase de adversidades que al final no supo si fue capaz de superarlos, y que tiene un referente generacional, como es el ya mencionado Concierto de Conciertos. ¿Qué sucedió ese día? El concierto ‘Bogotá en Armonía’, organizado por Fernando Pava Camelo, director de ‘Súper Estéreo 88.9’, luego Superestación, se unió con Felipe Santos, Armín Torres y Coca Cola para impulsar el movimiento musical que estaba en auge: el rock en español. Fue un éxito, en la retina y en la memoria está el concierto de Miguel Mateos que a las seis de la mañana pedía que no le quitasen el sonido. Bandas como Los Prisioneros, Compañía Ilimitada, Pasaporte, Toreros Muertos y Alaska yDinarama, hicieron parte del repertorio.
“La radio es un medio en caliente que abre la imaginación a lo que cada uno quiere pensar”, decía McLuhan. Pero si hacemos una rápida retrospectiva, la radio que se hacía en Colombia en los años setenta era como la televisión de hoy: noticias en la noche, las mañanas para el entretenimiento y la repetición de las noticias. “Lo importante se pasaba en la noche, un horario Prime Time”, explicó Omar Rincón. Hasta que Yamid Amat, realizó el invento de una radio informativa viva, en directo y mañanera.
La oferta para el público juvenil en esta década, enfocada en el rock y el pop era escasa en Colombia. “Estaba lo que hizo Alfonso Lizarazo en Radio 15 y el Club del Clan, sin olvidar a Gonzalo Ayala y su Radio Tequendama, que pasaba música anglo”, explica Andrés Nieto. La posibilidad de escuchar los grupos como Van Halen, Alice Cooper o Kiss en una emisora colombiana era poco menos que imposible. En este punto hizo la diferencia Fernando Pava Camelo, que viene de una familia ligada a la radio, él trajo nueva música a Colombia de sus viajes a los Estados Unidos. “Chucho Benavidez, amigo de Pava, lo influyó para que comenzara a experimentar con nueva música anglosajona”, asevera Eduardo Arias.
Para saber lo que se hacía fuera del país, sobre todo en Estados Unidos, se debía ir hasta allá y literalmente observar de primera mano cómo se hacía la radio. Eso hizo Pava Camelo y ‘Tito’ López, quien cuenta que “me radiqué en Estados Unidos para estudiar la radio musical, allí aprendí las reglas de rotación de música, completamente diferentes a cómo se hacían en nuestro país, conocí el Selector (herramienta de programación musical por computador) y conocí el concepto de los ‘Morning Shows’, en particular del ‘Morning Zoo’ de Z-100 creado por Scott Shannon”.
Cuando López adaptó el formato a Medellín en Radio Veracruz, tuvo un éxito sin precedentes. Fernando Pava lo llamó a crear un programo mañanero similar en Bogotá, y así nació el Zoológico de la mañana. Para Pava “el programa marcó un hito en la radio colombiana”.
Con Superestación nació un rol nuevo en el formato de hacer radio en el país: el disc jockey. “Yo llegué a 88.9 como organizador de música, seleccionaba los temas de moda y los sacaba al aire, antes, en Radioativa, de la que inicialmente sería director me tocó hacer el papel de oficina…”, dice Andrés Nieto, quien llegó a crear música grabada que le dio identidad a Radioactiva en sus inicios. “Saber a qué público le apuntábamos fue la clave”, añade.
Esto no significa que no existiera una figura semejante en la radio de antes. Armando Plata, Hernán Orjuela, Manolo Bellón y William Vinasco seleccionaban música con un plus adicional de cada uno: humor, irreverencia y frescura.  Eran como se decía en la época, “fabricantes de éxitos”.
La batalla por la audiencia
El éxito de una emisora independiente como ‘Superestación 88.9’ tuvo la suerte de vivir un momento particular de la radio colombiana: el paso del AM al FM.  Y otros ingredientes, que buscaban nuevas formas de comunicación, en especial con los ‘Morning Shows’. Algo inédito en la historia radial colombiana. Pero la radio es un negocio, y Caracol se dio cuenta que estaba perdiendo un público que estaba creciendo.
Así, optó por la vía de desmantelar la planta de Súper Estéreo, a decir de Andrés Ospina “sonsacar uno a uno los talentos mediante ofertas imposibles de despreciar, y remedar con estos la fórmula del comprobado éxito”. De este modo comenzó la batalla entre ‘El Zoológico de la mañana’, de Súperestación y ‘La Locomotora’, de Radioactiva.
Radiactiva se convirtió en un sistema nacional de emisoras, con frecuencia en las grandes ciudades. ‘La Locomotora’ fue un éxito, incluso se adaptó a formato de televisión. Pero no fue fácil, “hacer una radio menos acartonada, muy divertida y sobre todo, muy cercana a la gente fue producto de la visión de Ricardo Alarcón y del equipo que teníamos: de Las Casas, Papuchis, Andrés Nieto, Guillermo Díaz Salamanca, ‘Don Jediondo’ y José Ordoñez, entre muchos otros… sin olvidar compañeros de otras ciudades”, apunta ‘Tito’ López.
Fue muy usual en esos años llamar a las emisoras e insultar a los traidores que iban y venían de un lado a otro, “hubo quienes nos enlistamos en la lista radical y dedicamos nuestros días a llamar a Radioactiva a vilipendiar toda suerte de insultos a los traidores radiales”, añade Andrés Ospina.
Los ‘Morning Shows’ funcionaron bien, entre otras a dos factores que se mueven en la difusa frontera entre lo irresponsable y lo talentoso: el humor y la improvisación. “No tenía libretos ni nada armado, básicamente porque mi trabajo era reírme”, recuerda Deysa Rayo, quien llegó a Radioactiva y se hizo estrella radial en ‘Súperestación’. “La clave era “improvisación y un poco de planeación. Claro, porque ante todo éramos muy talentosos”, explica Gabriel de las Casas, quien junto con Papuchis y Alejandro Villalobos, según él “hicimos un equipo insuperable”.
El hecho mismo de pasar de una emisora a otra dio cuenta que la lucha entre Superestación y Radioactiva, más que un movimiento propio, fue un boom que terminó por personalizarse, recayó en periodistas o disc jockeys talentosos y preparados, o improvisados, pero al fin y al cabo en unos pocos. Porque como decía Deysa Rayo, “nosotros fuimos las estrellas”.
El  humor fue un punto del que se echó mano. “Para mí, los reales protagonistas de esos años fueron los humoristas”, comenta Deysa. Humoristas cuya figura más recordada fue ‘Papuchis’, personaje que se inventó Juan Manuel Correal, un nerd, sin chiste ni gracia que hacía comentarios fuera de lugar e inocentes con cierta carga de humor negro. “Era una caricatura, Papuchis fue una caricatura, por eso tenía más licencia que los otros, que tenían que cuidar su nombre. Yo no”, comentó Correal. “Yo me le metía al rancho a los famosos”.
Por su parte, Andrés Nieto señala que más allá de la batallas entre las emisoras, el secreto del éxito fue que “nuestro público sintió que éramos como ellos, gente que vivía situaciones similares a las de sus oyentes y las compartía al aire”. En tanto, para ‘Tito’ López, vistas las cosas desde hoy, fueron “un Facebook de la época, la red social de los 80´s y 90´s”. Es decir, los oyentes tenían voz en la nueva radio, un feedback. De ahí, por ejemplo, la cercana relación con colegios y universidades que caracterizó a esta época.
¿Hasta cuándo duró el boom de la radio juvenil?
Podría decirse que coincidió con el ascenso de grupos de rock en español colombiano como Aterciopelados, Ekhymosis, Compañía Ilimitada y con la aparición y consolidación de Rock al Parque. Para Deysa Rayo, “el boom duró mucho tiempo, demasiado, tal vez veinte años en la cresta de la ola”. Juan Manuel Correal, ‘Papuchis’, dice que el ciclo terminó cuando la Superestación fue perdiendo fuerza hasta desaparecer del FM en el 2004. Andrés Nieto explica que el boom llegó hasta la Tele que hizo la dupla de Martín y Santiago, bajo la dirección de Alejandro Nieto, “después de eso, la cosa no funcionó”, explica Nieto.
Hoy las estrellas de aquellos años están en la radio informativa. Cambio que en algunos casos fue traumático, “fue durísimo. Es que mi función en ‘88.9’ era reírme. Me pagaban por reírme de mis compañeros”, comenta Deysa; en cambio para Gabriel de las Casas, “aunque sentí el cambio, no fue duro, pues desde que hice las prácticas hacía reportes en la básica, en la Cabalgata Deportiva”, algo similar opina Andrés Nieto, que hoy está en Señal Radio Nacional.
¿Qué cambió para ellos? La preparación de los contenidos, pensar antes de hablar, escuchar a sus interlocutores. “Leo mucho más,  procuro estar informado de todo lo que pasa”, explica ‘Tito’ López. Para Gabriel de las Casas las cosas se limitan al cuidado de salir al aire: “No confío tanto en los chispazos, sino en un trabajo ordenado y serio”.
Pasar de lo irreverente a los serio son rótulos que dejan por fuera el sentir de la radio, más allá de si es juvenil, musical o informativa, “he procurado no cambiar mi estilo, relajado y divertido, respetuoso con el público y mis compañeros, tratando de presentar las cosas de una manera diferente”, explica ‘Tito’ López.
Por su parte Martín de Francisco, que junto con Santiago Moure llevó La Tele a Radioactiva en 1997, señala que es cuestión de creatividad, “uno no puede hacer lo mismo, porque las personas no son las mismas. No podemos salir con lo mismo…”, en tanto Moure,  dice, “en esencia somos peores. Más desilusionados”. Lo decía, por el reflejo de su contraparte en los años noventa: la fórmula del humor fácil, del humor inmediato, adolescente, que fue parte de la fórmula de la radio de entonces. “Aquí la radio juvenil se entendió como gritar y decir estupideces. Nosotros hacíamos y decíamos cosas diferentes, claro, con humor”, señala Moure.
Las copias malhechas de un modelo exitoso
¿Quiénes se beneficiaron del estilo de radio informal y descomplicada desde el éxito de Veracruz, 88.9 y Radioactiva? Uno de los más favorecidos fue Julio Sánchez Cristo (cuando inició ‘Viva FM’ participaba en ‘La Locomotora’), que puso a los protagonistas de la noticia en contacto con los oyentes, a través de un estilo light. También están las emisoras para el público juvenil como ‘40 Principales’, ‘Oxígeno’, ‘Vibra Bogotá’ en FM. Incluso ‘La X’, que es “radio musical alejada por completo de la radio juvenil”, comenta Alejandro Marín. Algo similar piensa’ Tato’ Cepeda, director de contenidos de Radioactiva, aunque tiene la ventaja de saber qué hacen.
Sin embargo, hoy en día, en su afán de copiar lo que ha sido exitoso y sin conocer el contexto, las emisoras musicales han adoptado el estilo de la radio juvenil. “Prácticamente todos tienen un Morning Show, “olvidándose un poco del público adulto, que probablemente quiere escuchar otro tipo de actitud al aire, otro lenguaje, otro estilo de locución”. Para Andrés Nieto la situación es más que lamentable “que en Medellín no se pase música anglo, que no suene Rihanna dice mucho, la radio perdió mucho”.
Asimismo, muchos de quienes hacen radio joven “confunden la irreverencia con decir chistes a diestra y siniestra, utilizar un lenguaje soez y vulgar”, comenta López, “no nos cuentan historias, no crean formas novedosas de hacer radio”, agregó. “Las redes sociales y su impacto en la gente son un manantial inagotable y necesario de la radio de hoy”, enfatiza Gabriel de las Casas. Tal vez Bogotá le ha sacado el jugo a las nuevas formas de comunicación entre emisora y oyente. No sucede lo mismo en otras ciudades.
El joven conoce las reglas, pero el viejo las excepciones
Los que hicieron parte de la radio juvenil están disgregados: De las Casas y ‘Tito’ López en Blu Radio, Deysa Rayo y Andrés Nieto en Señal Radio Colombia, Alejandro Villalobos continúa en ‘La Mega’, ‘Papuchis’ se dedicó al coaching y en agosto lanza su libro ‘Sonríe, todo está bien’, Martín y Santiago preparan al puesta en escena de ‘La Tele’ en teatro, Julio Sánchez Cristo es el rey de la FM y su hermano Jaime es una alternativa en las tardes junto con Karl Troller con ‘Los Originales’.
La radio en internet está en auge. “Lo importante es adoptar una actitud, una personalidad, algo que me hace diferente a las demás emisoras. Hay que volverse indispensable”, explica ‘Tito’ López. Éste opina basado en las estadísticas y sondeos de audiencia “que La Mega y Radioacktiva estén entre las diez emisoras más escuchadas es muestra de que tiene éxito”, pero Andrés Nieto, señala que “hay chispazos, pero pobres, el reggaeton no es lo único que hay. Es lamentable”.
¿Cuál fue entonces la fórmula del triunfo de la radio juvenil, más allá de los estilos, intereses económicos y comerciales, de la audiencia y la música? Fue la imprevisibilidad de la radio, esa sorpresa que se puede generar no solo con las canciones sino con la chispa y el comentario que no dan los medios automatizados. Pues “el oyente tiene demasiadas opciones de entretenimiento y que no se les puede hacer perder el tiempo”.

Fuente: http://www.kienyke.com/historias/ellos-inventaron-la-radio-juvenil-con-acetatos-y-casetes/